En qué momento fue que por  influencia de algún burócrata nos metieron las indignas viviendas sociales  parecidas a   cajitas de fósforo.

El Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y las instituciones que crearon las “viviendas de interés social” las hicieron plenamente habitables, que los adjudicatarios no tuvieron que realizar   adecuación o ampliación, tanto es así que la gran mayoría todavía se mantiene como se las entregó hace más de 30 años, y ahí se las puede ver en las ciudadelas Nueve de Octubre, Barrio Orellana, Barrio del Seguro, Atarazana, Barrio Obrero (Guaranda y Francisco de Marcos), Alborada.

La actual situación ha sido muy bien aprovechada por los mercaderes de las viviendas con la anuencia de las autoridades, realizan construcciones de casas con un frente de menos de 4 metros y paredes adosadas a las contiguas para, de esa manera, obligarlos a adquirir dos casitas para recién ahí completar realmente una vivienda o para pelotearlos hacia los llamados programas privados con precios exorbitantes.

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Igualito como le hacen a la gente en los hospitales públicos, que les dan malos tratos para que busquen mejor atención en  clínicas privadas.

El Municipio se opone muchas veces a que un propietario quiera dividir en dos partes iguales su terreno de 8 metros de frente,  sin embargo ahora en sus programas habitacionales las construcciones no llegan a los 4 metros de frente.

Si se quiere construir “ahorrando” terreno, la mejor opción para los programas habitacionales de interés social son los bloques multifamiliares, como los de las calles Venezuela y Quito, con el espacio suficiente para la recreación familiar para que, de alguna manera, viva dignamente la familia pobre que siempre tiene numerosos hijos.

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Verónica Jaramillo Vega
Guayaquil