Los moradores del sector de Maldonado y la Séptima (suroeste de Guayaquil) se sorprendieron al descubrir, a las 06h00 de ayer, las puertas abiertas de la casa donde residía su vecina María Rebeca Arévalo Chávez, de 73 años.

Hasta esa hora nadie había visto a la señora salir a comprar el pan para el desayuno como cada mañana, contó la dueña de la vivienda y vecina, Janeth Montero.

Los moradores se asomaron y vieron gotas de sangre que caían desde el dormitorio (en el primer piso) hacia la desordenada sala, por lo que llamaron a la Policía. En la habitación yacía boca abajo y con las manos atadas hacia atrás el cuerpo aún tibio y sin vida de Arévalo. Vestía una blusa clara y un pantalón corto, prendas con las que sus vecinos la vieron hasta las 21h00 de la noche anterior.

Publicidad

En la cabeza tenía dos heridas causadas con algún objeto contundente y desde la nariz a la boca estaba cubierta con cinta de embalaje, lo que le causó la muerte por asfixia, según resultado de la autopsia.

Sus familiares no dieron ninguna versión del caso. No obstante, Montero presume que la persona que mató a su vecina podría ser alguien conocido que además le robó.

“Ella vivía desde hace 20 años en este barrio y residía sola desde hace 12 cuando murió su esposo (Simón Campaña), pero tenía todas las seguridades en su puerta y mucha precaución pues no le abría a ningún extraño”, señaló.

Publicidad

En la casa faltaba un televisor, VHS, DVD, decodificador de televisión por cable, perfumes, joyas, zapatos, entre otra mercadería que la occisa solía vender.
Además comercializaba cerveza, cigarrillo, fósforo, hielo y colas, según un letrero que colgaba de su ventana.

Montero señaló que la mujer era muy apreciada en el barrio y que cuando podía solía ayudar económicamente a quien se lo solicitara, ya que cada mes cobraba la pensión de su esposo y su seguro voluntario en el IESS.