El mediodía de ayer fue diferente para más de 200 adolescentes y jóvenes que se reunieron en una de las canchas de fútbol de  Fertisa, en el sur de la ciudad.

Fue diferente porque representó la oportunidad de mostrar una “cara diferente”, una “cara positiva” de las agrupaciones juveniles urbanas, a las que usualmente se denominan pandillas.

En un evento organizado por la fundación Serpaz, los miembros de Rebel People, Hermandad Cóndor de Acero, Nación de Hierro, Biclang, Guerreros y Block se juntaron para “hacer deporte” y “demostrar que no todo lo que la gente piensa sobre ellos es verdad”.

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Estas naciones mantienen un acuerdo de “no agresión” con el propósito de demostrar otra imagen y que pueden ser personas útiles en la sociedad, explicó Nelsa Curbelo, quien dirige la fundación.

Las palabras de Curbelo tuvieron clara relación con lo que sucedió en la jornada que arrancó con un juramento colectivo para defender “los colores de la camiseta”.

El entusiasmo de los participantes fue evidente durante los encuentros. El fair play  (juego limpio) fue respetado. No hubo expulsados, ni  insultos, ni malas palabras, mucho menos pleitos.

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“Todavía la gente cree que todo en las pandillas es violencia, delincuencia, armas, pero no es así. Buscamos las agrupaciones por hermandad y para apoyarnos, no para nada malo”, explica Ricardo, quien tiene cinco años en este tipo de grupos. Ahora él tiene 21.

El campeonato que se inició ayer terminará el próximo jueves, cuando se juegue la final en la Ciudad Deportiva Carlos Pérez Perasso.