Muchos de los vecinos de Rigoberto Alpízar no podían creer que él haya sido el hombre que bajó corriendo ayer de un avión en Miami y dijo tener una bomba en su maletín.

Lo conocían como una persona sencilla que trabajaba en la sección de pinturas de una tienda de artículos para el hogar y pasaba su tiempo libre cuidando el jardín de su casa tipo hacienda en este suburbio de Orlando.

Steven Beuchner, cuñado de Alpízar, manifestó a la prensa que este era oriundo de Costa Rica.

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Misioneros
“Era un tipo agradable, siempre sonriente y platicador”, afirmó Louis Gunther, un vecino que indicó que estaba cuidando el hogar de Alpízar mientras él y su esposa hacían un viaje como misioneros.   Todo mundo habla de un tipo que desconozco.

“Todo el vecindario está muy sorprendido... Algo totalmente atípico en el tipo”, aseguró Alex McLeod, de 16 años, que vive a tres casas de la de Alpízar.

Nadie abrió anoche la puerta  en la modesta casa de cuatro recámaras de los Alpízar en una calle arbolada. Muchos vecinos no querían hablar sobre el incidente, y los que lo hicieron estaban muy sorprendidos, al igual que sus parientes.