El 2005 –igual que el año pasado– concluye con una tasa de interés irreal o, al menos, que no tiene relación con la que debería estar vigente.

Debido a la ausencia de directorio en el Banco Central (que recién se posesionó el mes pasado), la tasa máxima convencional se mantuvo entre mayo y diciembre en el 13,43%, un porcentaje que –reconocen las propias autoridades económicas– no reflejó las condiciones de mercado.

Pese a ello, en términos legales, el 13,43% es la referencia para que la justicia determine el delito de usura si una operación crediticia sobrepasa ese nivel.

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Según la explicación de los técnicos del Central, entre mayo y julio, por ejemplo, la tasa que debió aplicarse fue mayor al 13,43%. Así, los créditos de consumo o de microempresa, para los cuales las instituciones financieras en general utilizan la tasa máxima convencional, beneficiaron a quienes adquirieron préstamos.

En agosto, septiembre, octubre y noviembre, en cambio, la tasa que fue menor a ese nivel, benefició a los bancos y a otros prestamistas del sistema financiero y comercial.

Walter Spurrier, director de la publicación  Análisis Semanal , advirtió de esta distorsión en un foro sobre las perspectivas económicas, realizado en Quito, el mes pasado, donde los expositores expresaron su inconformidad con el papel del Central en el cálculo de las tasas.

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Una situación similar se verificó en el 2004, cuando los últimos siete meses registraron una tasa máxima convencional del 14,66%.

En los dos últimos años, durante 15 meses, los usuarios del crédito tuvieron una referencia ficticia.

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El nuevo directorio del BCE no trató el tema de las tasas de interés en su primera sesión y postergó las definiciones finales para las próximas reuniones. Allí no solo que deberá actualizar los porcentajes, sino que deberá finiquitar la nueva metodología de cálculo, pues es una de las condiciones de los organismos multilaterales para seguir sus desembolsos al país.

Cualquier cambio solo podrá aplicarse desde enero del próximo año.