Guillermo Vilas pisó una vez más la cancha del Luna Park. Volvió, pero no lo hizo solo, sino acompañado de su vieja raqueta y de otras grandes glorias del tenis argentino como José Luis Clerc, David Nalbandian y Gastón Gaudio.

Allí, sobre la sintética cancha del escenario en el que tantas glorias logró, el mítico Willy fue el alma de la jornada inaugural de la copa que lleva su nombre y que se organizó como un homenaje para Nalbandian y Gaudio por sus títulos en la Copa Másters y en Roland Garros, en su orden.

Vilas y Clerc fueron los teloneros de lujo del duelo entre los números seis y diez del mundo, y jugaron un partido de tres tie breaks que, sin embargo, terminó empatado 1-1 (9-7 para Vilas y 7-5 para Clerc) porque ambos tenistas decidieron que “ya nos hemos peleado lo suficiente durante mucho tiempo”.

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En el encuentro de fondo, Nalbandian se impuso a Gaudio por 6-4 y 7-5, y la fiesta terminó con una exhibición de dobles en la que los cuatro jugadores se combinaron de todas las maneras posibles e hicieron delirar a los 7.000 presentes en el Luna Park.