El alto grado de descomposición moral de la sociedad de Ecuador está llegando a límites insoportables. Roba el grande, roba el chico, roba el civil, roba el militar, roba el ciudadano, roba la autoridad, roban quienes deben cuidarnos de los robos, y para el colmo roban los que enseñan a no robar, ellos son los “maestros”; hace unas pocas semanas los noticieros informaron que muchísimo de ellos cobraban sin trabajar? Pero todos se amparan en la “impunidad”; hasta la solidaridad ha desaparecido, pues cuando ocurre algún accidente, la gente no ayuda, sino roba. Entonces parece que el pueblo se está acostumbrando a ver en la corrupción una norma de vida, en donde se va gestando una generación sin esperanzas ninguna.

La letra de un viejo tango, Cambalache, escrito en el siglo XX, está vigente, se acopla a este Ecuador del siglo XXI.

Enrique Jaramillo Ramos
Guayaquil