Lo que más se acerca a describir el estilo de Bajofondo Tango Club es la cotidianidad. Los sonidos de una ciudad porteña, las máquinas, los ordenadores, el tango...

Como dice el creador de la banda, Gustavo Santaolalla, este proyecto intenta fusionar la música que escuchaban nuestros padres, como el tango, con géneros actuales como el trip hop, house, chill out.

Para el grupo de argentinos y uruguayos lo importante es no limitarse. Eso quedó en claro en su presentación en el teatro Bolívar, el pasado sábado. Experimentar con mezclas de sonidos electrónicos, violín, guitarra eléctrica, bandoneón, batería, bajo, entre otros, es parte del show. Pero no de todo su espectáculo. Una parte muy importante son los juegos de luces y sobre todo la influencia audiovisual.

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El teatro Bolívar, en vías de restauración y recuperación, se repletó en este inicio de las fiestas de Quito. Y fue una muestra de que la ciudad fija cada vez más su mirada en los estilos musicales de vanguardia.

La sensación que queda tras casi dos horas de concierto es que la velada difícilmente pudo ser mejor. Un grupo de talentosos y reconocidos músicos y una videasta (Verónica Loza) subieron al escenario, aproximadamente a las 20h40, y mostraron las diversas posibilidades en las que han indagado en los últimos años.

Como ellos confiesan, ha sido difícil de entender lo que están creando. Pero en el arte hay senderos inexplicables y quizá importa más reflejar esa profunda sensación de nostalgia, sensualidad y a ratos una desatada alegría, que conmocionó al público capitalino, que terminó el concierto de pie y en algún momento bailando al estilo trance en el escenario.

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Temas como Montserrat, Perfume, Maroma, En mi/soledad, Ese cielo Azul, entre otros de su primer disco y también algunos como Decollage, de Superville, proyecto de Luciano Superville, quien realiza los sonidos y efectos por computadora para la banda, compusieron la presentación, de la que también se destacan los solos de Martín Ferres (bandoneón) y Javier Casalla (violín).

Escenas del metro de Buenos Aires, de películas del cine mudo, de la crisis económica argentina (2001–2002) y hasta estadísticas de la migración hacia Europa y Estados Unidos se presentaron en el collage audiovisual que se fusionaba con música de esta agrupación.

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La crítica de los puristas del tango no se ha hecho esperar en Argentina respecto a este proyecto. Sin embargo, esos comentarios poco importaron al público de Quito, en una noche que fue para las sensaciones.