En La Floresta, Los Esteros, Guasmo Central y Tulipanes el líquido llega sucio, aseguran sus moradores.

El agua de las dos cisternas de Estefanía Rizzo fueron a parar al patio y a un tramo de tierra de la peatonal de su vivienda, la villa 7 de la Mz. 43 de la Cdla. Los Esteros, el pasado viernes.

Con manguera y tachos, la mujer de 60 años decidió deshacerse del agua turbia, con partículas de tierra y mal olor que –asegura– venía recibiendo desde el pasado lunes.

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“No me quedó otra. Lavé las cisternas para ver si ese era el problema, pero el agua volvió a llegar igual y tuve que botarla”, cuenta Rizzo, quien utiliza una bomba de succión para abastecerse del líquido.

Su vecina Johanna Suárez, habitante de la villa 6, tomó la misma opción. Dejó su tanque elevado limpio y empezó a controlar el agua por horas para recoger en tachos la que llegara limpia.

El inconveniente se repitió en las casas de Esmeralda Estupiñán y Blanca Miranda, moradoras de la Mz. 42, quienes debieron pedir agua a las vecinas de otras manzanas para bañarse y comprar botellones para las tareas de cocina.

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El problema continuó ayer. A la casa de la familia Suárez el líquido llegó blanquinoso y fétido; a la de los Rizzo, de color amarillo. En los recipientes de vidrio o plástico en los que habían recogido el agua era evidente la turbiedad.

Pero más evidente aún era el lodo asentado en la botella con agua que Carmen Castro recogió la mañana de ayer para dar cuenta de la calidad del agua. Al grifo de su vivienda, la villa 1 de la Mz. 1111 de la Cdla. Los Tulipanes, al sur de la ciudad, el suministro ha llegado así desde el pasado jueves. “Y aquí no usamos bomba, llega directo de la llave”, dice.

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Allí el aseo personal se ha vuelto una tarea difícil porque deben esperar a que el agua salga transparente para usar la ducha. “Pero antes hay que separar para la comida”, cuenta Castro, mientras sostiene la botella con el agua sucia.

Mariana Márquez, moradora de la villa 5 de la misma manzana, tuvo que sortear el mismo problema. Ayer prefirió comer fuera de casa y esperar a que el agua de la cisterna se asiente para cumplir las tareas del hogar. “Parecía lodo cuando empezó a llegar, tuve que cerrar la entrada de agua”, relata luego de coger un vaso de agua de su cisterna para mostrar la turbiedad.

Las quejas también se extienden a La Floresta 1 y al Guasmo Central. Según César Bustamante, habitante de la Mz. 105 villa 8 de esta primera ciudadela, desde el viernes el líquido llega sucio y con “olores nauseabundos”.

Betsy Franco, moradora de la Av. Adolfo H. Simmonds, en el Guasmo, experimentó la misma escena el pasado jueves. Y aunque allí el agua volvió a llegar limpia desde el viernes, en los tres sitios aún no existe solución ni se ha dado abastecimiento.

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