*No se puede dirigir un equipo de fútbol como Barcelona desde el otro lado del océano, como quiere Isidro Romero. El fútbol se juega en la cancha, no en la línea telefónica o en internet. Claro que siempre se puede culpar a los jugadores, echándoles además un carajazo. Para eso están los bobos, para que paguen los platos rotos.

*Tampoco se puede dirigir un país desde el Congreso y desde el Ministerio Fiscal, ignorando al Presidente de la República, como quieren la ID y el PSC. Lo que ocurre es que nuestros dirigentes no quieren que el equipo del país gane. Quieren ganar ellos, que no es lo mismo.

*Lástima que ni los jugadores del Barcelona ni los presidentes de la República se le planten firmes a los malos dirigentes. Hasta ahora, todos agacharon la cabeza humildemente.

*El sistema de calificaciones en muchos colegios no refleja la realidad. Premia la buena memoria y la habilidad para copiar. El Comité Calificador de la nueva Corte Suprema hizo lo mismo: no calificaron el talento o la honestidad de los aspirantes a jueces sino la cantidad de pergaminos que pudieron reunir. Pero ni así los abogados de los banqueros corruptos sacaron buena nota, así que ahora andan viendo cómo meterlos por la ventana.

*El sargento y el soldado que entregaron su dinero al notario de Machala ya están presos o destituidos. Bien hecho. ¿Y el alcalde? ¿Y la mujer del alcalde? ¿Y el hermano del otro alcalde? ¿Y el Ministro de la Corte Superior? ¿Y las autoridades de control que se hicieron las giles? Para eso están los bobos, para que paguen los platos rotos.

*¿Se acuerdan del paro que hicieron los taxistas para que les dejen sus carros destartalados? El paro fue un fracaso porque los guayaquileños protestamos, pero los taxis destartalados siguen rodando. ¿Se acuerdan del taxi que explotó porque usaba gas? La Ley de Tránsito lo prohíbe, pero los taxis con gas siguen rodando. ¿Cuál es la institución más deshonesta de Guayaquil? Las apuestas están entre Pacifictel y la CTG, pero ahora los vigilantes están a cargo de perseguir a los choferes corruptos, con los que ¡por supuesto! jamás han tenido trato. Eso sí, los triciclos no pueden rodar por el centro de la ciudad, porque a un pobre diablo se le ocurrió rozar con su viejo triciclo el auto elegante de un competente miembro del Directorio de la CTG. ¡Bien hecho! ¡Eso es poner orden en el tránsito!

*Primero lo metieron preso a Gustavo Noboa porque se robó… bueno, algo se robó, aunque nadie se acuerda de qué. Después lo fueron a sacar de la playa con una unidad antiterrorista para recordarnos que ellos siguen mandando. Luego humillaron en público a Bernardo Henríquez, que se atrevió a cobrarles la planilla de luz a los que no pagan. Ahora lo tienen amenazado a Guillermo Lasso para que no denuncie la ley de la Segunda Quiebra Bancaria. ¡Que se calle! ¡Que se calle! ¡Que callen los jugadores de Barcelona, que la culpa es de ellos! ¡Que callen los periodistas, que preguntan por qué no tenemos Corte Suprema! ¡Que calle el sargento preso para que no denuncie a la autoridad que le sugirió que ponga su plata con el chulquero! ¡Que callen los que se quejan de la CTG! ¡Que callen los bobos, que aquí solo tienen derecho a hablar los que gobiernan desde el Congreso y el Ministerio Fiscal!
Bobolandia no es el país donde mandan los bobos, sino el país donde los bobos nos quedamos callados y aguantamos todo esto.