Separarse fue la opción considerada por una pareja, pero la donación de semen le permitió salvar su relación.

Manuel, de 43 años, y Rosa, de 31 (nombres protegidos) se unieron hace seis años y decidieron primero conocerse mejor antes de formar una familia. Sin embargo, tres años después, cuando intentaron procrear un bebé no lo lograron.

“Al principio mi esposo no quería tener hijos así que me cuidé por más de tres años, pero cuando lo decidimos nos encontramos con las dificultades”, recuerda Rosa.

Desde ese momento los problemas entre la pareja, que no habían existido antes, empezaron. Buscaron en la guía telefónica una clínica de fertilidad y la encontraron.

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Llamaron, acudieron a la primera cita y tras varios exámenes descubrieron que el problema era de su esposo, quien era infértil.

Sin embargo, los médicos les dijeron que una de las opciones para tener un bebé era someterse a una inseminación con semen donado.

Rosa recuerda lo que su marido le planteó entonces: “Me dijo que lo mejor “era separarnos, que me dejaba el camino libre para que yo me pudiera realizar”.

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Ella en ese momento le planteó a su pareja que debían conversar y luego decidir.
Entonces, “pensamos primero en adoptar un niño, acudimos como a tres instituciones, pero las trabas que se nos presentaban porque no éramos casados impedían nuestro objetivo”, comenta.

Indica que transcurrió un mes hasta que se decidió por la opción de la inseminación con semen donado.

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“Al principio fue un poco difícil, pero conversamos mucho sobre nuestros problemas, el adoptar un niño se volvía difícil, al final tomamos una decisión los dos y optamos por la inseminación”, menciona.

Esta mujer se confiesa como católica y creyente. “Pensamos que teníamos que tomar la decisión de seguir juntos y tener un hijo”, dice Rosa.

Es así que se sometió al tratamiento y luego de un mes, tras varios exámenes y chequeos, se le realizó la inseminación. Al primer intento resultó embarazada, dice, “gracias a Dios”.

Ese fue el comienzo de los momentos más felices de su vida, recalca la madre tras recordar el primer instante en que sintió en su vientre a su hijo y los nueve meses de embarazo que los califica como una experiencia intensa y de felicidad junto con su cónyuge Manuel.

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Hoy, el pequeño tiene tres años y se ha convertido “en la alegría del hogar”.

Con la llegada del hijo la relación de esta pareja se estabilizó y atrás quedaron los momentos amargos en que estuvieron a punto de tomar caminos distintos a pesar del amor que los unía.

“Nosotros estamos como pareja bien y con el bebé muy felices, los tres estamos tranquilos, ahora somos un hogar”, expresa emocionada Rosa, esta joven mujer, quien piensa en muy corto tiempo someterse nuevamente a otra inseminación. “Queremos tener una niña o si Dios quiere otro varón”, expresa con emoción.

Ella refiere que la donación de semen es una opción frecuente entre las parejas que a diario acuden a las consultas.

Procedimientos

Opción frecuente
En la actualidad la inseminación con semen donado es una de las opciones a las que puede acceder una mujer cuando el hombre carece de la cantidad necesaria de  espermatozoides.

Fertilización
Otras de las opciones a las que pueden acceder las parejas son a la fertilización in vitro o microinyección de espermatozoides.

Costos del proceso
Los costos de una  inseminación con semen donado varía entre 800 a 900 dólares, según especialistas.

No mujeres solteras
Las inseminaciones con semen donado se efectúan solo para parejas, se indicó en las clínicas Kennedy y Alcívar. En ambos lugares, el proceso no se aplica a las mujeres solteras (se acercan,  generalmente, quienes oscilan entre los 30 y 35 años y  no han  querido casarse, pero sí ser madres).

El adoptar un niño se volvía difícil, al final tomamos una decisión los dos y optamos por la inseminación con semen donado.

Rosa
paciente