Con la oficialización el domingo de su candidatura a un segundo mandato, el presidente Álvaro Uribe inauguró un agitado debate electoral, atípico en la política de Colombia, en el que las guerrillas de izquierda y la suerte de una negociación con paramilitares marcarán su destino.

El mandatario canceló una maratónica jornada de este domingo donde tenía prevista la realización de actos públicos en las ciudades de Santa Marta (norte), Yopal y Arauca (oriente) y optó por concentrarse en el Palacio de Nariño (sede presidencial) para formalizar, desde allí, su aspiración.

Según informó a la AFP, una fuente oficial, Uribe hará pública su aspiración "hacia el final de la tarde" de este domingo mediante un "acto sencillo" en el que leerá un comunicado y anunciará que su compañero de fórmula será el actual vicepresidente, Francisco Santos.

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Con la candidatura de Uribe en el partidor, se da inicio a una elección atípica en la nación andina donde desde hace 60 años no se presentaba la opción de que un presidente fuera al mismo tiempo candidato, lo que ha convulsionado la política colombiana.

Uribe inscribirá su campaña ante los organismos electorales, no a través de un partido o movimiento político, sino con la recolección de firmas de ciudadanos que deseen verlo reelecto y que según las normas, es de mínimo, 340.000 colombianos.

Una vez el mandatario colombiano formalice su candidatura, tanto él como su vicepresidente quedarán cobijados bajo estrictas limitaciones legales establecidas por una Ley de Garantías (a la oposición) que entró en vigencia la semana pasada y que busca un equilibrio con sus competidores.

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Dicha ley le da un mes a Uribe para organizar su equipo de campaña y le limita su participación en los medios masivos, en especial la Televisión y la radio. "Deberá tenerse en cuenta el tiempo y la calidad de la información diaria de las actividades del Presidente y el Vicepresidente", dice la ley.

Además, "no podrá contratar, alquilar, producir o dirigir programas de género periodístico" y sus habituales consejos comunitarios (contacto con los  ciudadanos de las provincias) de los sábados -desde que inició su gobierno-, no  podrán ser transmitidos en adelante, por la televisión estatal.

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A las limitaciones de inaugurar obras, entregar recursos o hacer referencia a sus contendores, Uribe tendrá la obligación, en lo sucesivo, de otorgar el derecho a réplica a cualquiera de los otros candidatos que se considere  afectado en su buen nombre o dignidad, por Uribe.

Además, la nómina estatal no podrá ser modificada y se suspende la contratación directa por parte de los organismos estatales, al tiempo que le queda prohibido despedir funcionarios de carrera y presionar a los subalternos para respaldar su causa.

Al hacer referencia a su designación como fórmula vicepresidencial, Santos dijo en una entrevista divulgada este domingo que la campaña de Uribe "no comenzará inmediatamente ni parará (las actividades) del Gobierno". "Hay que diseñar primero todo el esquema de campaña sobre el que no hay mucha claridad. Además, hay que seguir gobernando. (...) Por eso el Presidente ya nos dijo que frente al tema de campaña él iba a pecar por exceso de  prudencia y absoluta transparencia en todo", comentó.

Según la más reciente encuesta, realizada por la firma Gallup y publicada el pasado 19 de noviembre, la aprobación a la gestión de Uribe es del 72% mientras que el 70% de los 1.000 encuestados se mostró de acuerdo con la posibilidad de su reelección.

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