La fiebre aftosa no solo enferma gravemente a los bovinos, también puede llegar a las explotaciones porcinas.
En las explotaciones intensivas, la aparición de este virus provoca cuadros clínicos de gravedad, lesiones vesiculares en cerdos adultos y cebones y una elevada tasa de mortalidad en los lechones.
La vacunación de piaras no infectadas puede ser de ayuda en programas de control y erradicación de la fiebre aftosa, pues reduce la susceptibilidad de los ejemplares mayores de 12 a 14 semanas y proporciona a los lechones una protección precoz a través de los anticuerpos maternos.
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Es importante indicar a los productores que una vez que la enfermedad se ha asentado en una explotación, la vacunación no basta para prevenir la aparición de brotes de la peligrosa entidad patológica.