El gobierno chino envió este viernes un equipo de investigadores a la ciudad de Harbin, mientras sus residentes soportan su tercer día sin agua potable, luego de un masivo derrame de tóxicos que contaminó al principal río de la región.

"La presencia de funcionarios de control en el equipo indica que las sanciones por estos actos irresponsables están en camino", informó la agencia oficial de noticias Xinhua.

Los funcionarios que se encuentran en Harbin dijeron que esperaban para el sábado una marea negra con sustancias tóxicas de 80 kilómetros en el río Songhua, que fluye cerca de la ciudad de nueve millones de habitantes, capital de la provincia de Heilongjiang.

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La explosión ocurrida hace 12 días en una fábrica de petroquímicos río arriba arrojó un estimado de 100 toneladas de benceno y otras sustancias venenosas en el Songhua, afluente que provee a la ciudad de Harbin.

La compañía de agua de la ciudad cerró sus grifos la medianoche del martes, provocando que los residentes consuman agua embotellada y de los suministros de reserva.

El diario China Youth dijo el viernes que poco después de la explosión del 13 de noviembre, funcionarios de protección ambiental liberaron agua de una fuente de reserva al río Songhua, en un intento por diluir el derrame de toxinas y que optaron por no advertir a la población sobre el envenenamiento.

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Los tóxicos que se hallan el río que fluye a través de la ciudad de Harbin superaron el viernes en más de 30 veces los niveles aceptables de impurezas, sin embargo, los expertos dijeron que la marea negra debería diluirse río abajo, donde el Songua converge con otros ríos.

En Rusia crecen los temores de que el Songhua cause una contaminación devastadora en el sistema de ríos del país, que podría amenazar a la ciudad siberiana de Khabarovsk en donde viven 1,5 millones de personas.

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En el municipio suroeste de Chongqing, hogar de 32 millones de personas, la explosión de una planta química obligó esta semana a la evacuación de 6.000 residentes, ante la posibilidad de una contaminación de benceno, informó el diario Southern Metropolis.

Dos reservas río arriba liberaron grandes volúmenes de agua en con el objetivo de diluir la marea negra, dijo el gobierno de la ciudad de Harbin. Los trabajadores de la ciudad usaron hachas y picotas para romper el hielo para agilizar la fluidez del agua.   
RESIGNACION  

El sitio oficial en Internet del gobierno local de Harbin dijo que se reservaron 7.150 toneladas de agua no contaminada y que se solicitó a los residentes de la ciudad que dejaran de consumir agua embotellada. La agencia Xinhua dijo que las reservas de agua en Harbin podrían empezar a ser distribuidas parcialmente a partir del domingo.

El sentimiento dominante en la ciudad parece ser el de una malhumorada resignación, en lugar de pánico o rotunda furia hacia el gobierno.

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"Al menos en esta ocasión se nos ha dicho qué hacer. El gobierno ha controlado los precios del agua embotellada y nos da esto", dijo Sun Haifeng, un conductor desempleado en plena fila para obtener agua.

Los hospitales locales llenaron sus reservas de antídotos contra el benceno y sustancias similares, dijo Xinhua. Los funcionarios advirtieron a los residentes que estuvieran alerta ante posibles síntomas de envenenamiento con benceno, que puede causar anemia y otros desórdenes en la sangre, así como daños a los riñones y el hígado.

La Administración China de Protección Ambiental rechazó las acusaciones de las autoridades locales de que se esperó demasiado antes de informar a los residentes o a Rusia sobre el derrame.

El río Songhua fluye por varios kilómetros de territorio ruso, y los organismos de control rusos esperan que la contaminación alcance el sector el martes o miércoles y que afecte los puntos de recolección de agua de la ciudad de Khabarovsk entre el 4 y el 5 de diciembre.

El grupo medioambiental ruso WWF publicó un comunicado el viernes afirmando que es muy posible que el peróxido de benzolio, sustancia descrita como extremadamente tóxica y cancerígena, se encuentre entre los químicos arrojados el Songhua.