Italia vivió este viernes una jornada particular con  congestiones de tráfico, marchas y hasta misas fúnebres por los paros  escalonados de cuatro horas de todas las categorías de trabajadores en el país  para protestar contra la política económica de Silvio Berlusconi.
  
La huelga, convocada por las tres principales organizaciones sindicales  italianas, CGIL (izquierda), CISL (católico) y UIL (moderado), trastornó el  ritmo de la mayoría de las ciudades italianas y sobre todo de Roma, Milán  (norte) y Palermo (sur) donde se celebraron también importantes marchas.
  
Durante cuatro horas dejaron de trabajar los medios de transporte público,  los hospitales, los bancos y correos.
  
Los empleados del sector público, entre los más afectados por los recortes  de la ley de presupuestos para el 2006, no acudieron este viernes a sus puestos  de trabajo.
  
Para protestar contra los fuertes recortes previstos para el sector de la  cultura por el gobierno de centro derecha, los más conocidos teatros líricos de  Italia decidieron manifestar su contrariedad ejecutando simultáneamente una  misa de Requiem.
  
Las orquestas de Nápoles, Turín y Verona ejecutarán a las ocho de la noche  la misa de Requiem de Mozart, mientras en Florencia, Palermo, Roma, Trieste y  Venecia se tocará el Requiem de Verdi. En Boloña escogieron una pieza rara, el  "Requiem alemán" de Johannes Brahms.
  
La quinta huelga general contra la política de Berlusconi, en el poder  desde el 2001, no sólo movilizó a millones de trabajadores, pensionados,  estudiantes y desempleados sino que también tendrá impacto político de cara a  las elecciones legislativas de abril de 2006.
  
Los trabajadores italianos protestan contra la ley de presupuestos para el  2006 ya que prevé entre otras cosas la eliminación de unos 100.000 empleos en  el sector público, el recorte de importantes fondos para la cultura y penaliza  sobre todo a las clases más débiles.
  
"Es una huelga inútil y no tendrá efecto alguno", afirmó Berlusconi, quien  intenta minimizar las consecuencias políticas de la movilización nacional.
  
Para el ministro de Trabajo, Roberto Maroni, se trata de una huelga  "ideológica" y acusó a las centrales sindicales, que cuentan con 12 millones de  inscritos, de comportarse como un partido político.
  
"Con este paro se protesta contra la desastrosa política económica y  financiera del gobierno", comentó por su parte el líder de la oposición de  centro izquierda Romano Prodi.
  
En Roma, la estación central de trenes Termini aparecía completamente vacía  hacia el mediodía por el paro del transporte público, mientras en otras  ciudades como Milán, la huelga en ese sector fue convocada de las 18H00 a las  22H00.
  
El transporte aéreo figura entre los sectores más afectados ya que dejaron  de trabajar entre las 12H00 y las 16H00. La compañía nacional Alitalia tuvo que  anular 230 vuelos, entre ellos 125 internacionales.
  
El líder del mayor sindicato italiano (CGIL), Guglielmo Epifani, denunció  en Roma la actitud del gobierno de Berlusconi al no querer escuchar a las  clases trabajadores y por "no querer asumir políticas que respondan a la  necesidad de crecimiento y respalden las rentas de los trabajadores y los  ancianos".
  
Para Epifani, Italia atraviesa desde hace cuatro años "por una fase  prolongada de recesión y bloqueo, la mayor y más larga fase de depresión  económica en la vida del país", dijo.
  
La ley de presupuestos para el próximo año, que tiene que ser ratificada la  próxima semana por la Cámara de Diputados, contiene ajustes por cerca de 20.000  millones de euros, la mayoría para corregir el alto déficit público, como  exigen las autoridades de la Unión Europea.
  
Según sus críticos, la ley carece de medidas para hacer frente a los graves  problemas económicos que padece el país, en crisis por la falta de  crecimiento.