Un presidente que desempeñe esa función 24 horas al día y no solo los fines de semana, cuando visita el Ecuador, o en caso su agenda lo permita.

Un presidente que comprenda que Barcelona es pueblo, el mismo pueblo que día a día enfrenta vicisitudes terribles y que encuentra un bálsamo especial a sus tormentos en una tarde del  Monumental con aroma del Salado y victorias a base de fútbol, garra, ñeque y remezón.

Un presidente con capacidad crítica que le permita meditar que la distancia entre España y Ecuador es insalvable, especialmente cuando se trata de llevar sobre los hombros el peso de liderar al equipo de fútbol más importante del Ecuador.

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Un presidente que saque cuenta de sus pocos aciertos y de sus múltiples errores a fin de adoptar las decisiones que la prudencia aconseja.

Un presidente que desee ser recordado por sus éxitos de ayer cuando dirigía a tiempo completo al equipo y no por sus derrotas de hoy producto de la forma itinerante en las que actualmente desarrolla su administración.

Un presidente que enfrente su fracaso y el de su directorio en la presente temporada, y, sin buscar responsables convoque a los barcelonistas de ayer, hoy y siempre, a integrarse y sumar esfuerzos para devolver la alegría a su numerosa hinchada.

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Un presidente que renueve al primer equipo de fútbol, eliminando de una vez por todas y sin contemplación alguna, la indisciplina, la trinca,  los vicios y el irrespeto de los jugadores, actitudes que han sido denunciadas por más de uno de los técnicos que han dirigido al plantel.

Un presidente que aleje de su entorno a quienes medran del equipo de fútbol recibiendo mucho por nada.

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Un presidente que transparente los manejos económicos de los últimos años en la institución para que socios de elevada calidad ética y moral revisen las cifras e informen a la opinión pública de qué manera se ha utilizado los recursos que deja la marca denominada Barcelona.

Por último, un presidente que, si es necesario, dé un paso al costado y que llame a elecciones anticipadas porque la historia del Ídolo no espera más y exige campeonatos y no promesas.

Ab. David Gustavo Rodríguez Ycaza
Guayaquil