Aun así se dijo entonces que ese dinero iría exclusivamente al consumo de bienes perecederos (ropa, televisores, reproductores de DVD) y que eso ocasionaría un incremento peligroso de la inflación, argumento que no hizo variar nuestra posición por cuanto, si en realidad fuese así, implicaría aceptar que la estabilidad económica la deben pagar los que menos tienen.

Han pasado ya un par de meses de la resolución del IESS pero el debate no continuó para evaluar sus consecuencias.

Incluso sabemos, por una empresa encuestadora, que apenas la quinta parte de los fondos de reserva devueltos se dirigió al consumo; que otra quinta parte se la invirtió en salud y educación; y que una tercera parte continúa como ahorro en el sistema financiero nacional.

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El índice de precios al consumidor aumentó, a su vez, al 0,79% en octubre, pero técnicos del INEC sostienen que se debió al incremento en alquileres y víveres, productos que poco o nada se ven afectados cuando existe una momentánea disponibilidad de dinero del consumidor. No ocurrió en cambio lo mismo con vestimenta, cuyos precios sí son muy sensibles a cualquier variación en la demanda.