El lojano es el vencedor más joven de la Vuelta a la República.

Nació hace 21 años entre autos y sueños de campeonatos. Rubén Cuenca, el ganador de la Vuelta Automovilística al Ecuador, ganó el cuarto título que su familia obtiene representando a Loja.

Antes de que se convirtiera en el piloto más joven que logró imponerse en este certamen, su padre Homero Cuenca conquistó los mismos laureles en 1987 y su hermano, Homero Jr., el bicampeonato del  2002 - 2003. Rubén no tuvo miedo en asumir el compromiso de seguir compitiendo y con humildad aceptar como maestro a Homero Jr., de 26 años.

El triunfo del pasado sábado fue inesperado. Una sorpresa. La familia Cuenca no le da más vueltas. La inexperiencia del debutante estaba de por medio.

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Pero pesaron más su ímpetu y pasión, que este año tuvieron más trascendencia que la supremacía alcanzada por el ambateño Luis Valverde, líder de las cuatro etapas previas de la Vuelta y a quien no le bastaron los cuatro segundos de ventaja en el último tramo.

Siete segundos sobre Valverde. Ese pequeño lapso que Rubén logró al final fueron suficientes para dar un alegrón a su provincia antes de fin de año. Siete segundos que iniciaron una fiesta, tanto para los residentes de Loja en Quito, como para los lojanos que en la ciudad del sur escuchaban la carrera por radio.

La emoción fue inmensa para Rubén al saber que también sus compañeros de la carrera ingeniería automotriz de la Universidad del Azuay, se reunieron para seguir la transmisión radial de la Vuelta a la República y celebraron el éxito del piloto la tarde del pasado sábado.

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Su dedicatoria
Rubén conoció el triunfo en poco tiempo. Él está consciente de que hay corredores que lo buscaron por más de 20 años y les fue esquivo. Dice que la victoria no solo tiene que ver con superar momentos de incertidumbre, como cuando el auto chocó contra un tronco cerca de Latacunga y creyó que todo estaba perdido.

También tiene que ver con un extenso proceso de aprendizaje junto a su familia dentro del automovilismo. Y también la bendición de la Virgen del Cisne, a quien le dedicó lo hecho en la carrera.

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Antes de defender el título el próximo año, al corredor más joven de la dinastía Cuenca le quedan muchos anhelos por cumplir. Desea volver a competir con su hermano Homero en el Sudamericano de Automovilismo y triunfar en el Campeonato Mundial.

También otros sueños más sencillos. Quiere compartir más momentos junto a su hermana María Isabel, de 23 años de edad y su madre Lilia. De volver a encerrarse por horas en el taller que tiene su familia en Loja y luego, con sus hermanos, observar como todas las semanas, las competencias de Fórmula Uno para apoyar a Ferrari.