Mantener  los bienes representa el 40% de los costos operativos. El control también es un problema.

Medio millón de dólares se gastan al mes en Filanbanco y el 40% de ese dinero se emplea en mantener los activos.

Por ello, el liquidador del banco, Eduardo Oviedo, se quiere deshacer de los bienes (unos $ 150 millones). El plan inmediato es realizar dos ventas de almacén, una en Guayaquil y otra en Quito.

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Todo el mobiliario que está guardado en cinco bodegas se va a revisar, reparar lo que puede ser comercializado y ofrecerlo en venta directa. No hay una fecha concreta, pero se aspira a hacerlo este mismo año. Contablemente los bienes que se sacarán a la venta están valorados en 15 millones de dólares, pero no es una cifra real por los sobrevaluados.

Para arreglar un enredo de cables en un centro comercial de Quito se gastaron $ 2.500 aproximadamente. Ese es solo un ejemplo de lo que cuesta mantener los bienes y que al mes suman $ 200 mil, dijo el liquidador.

Los activos que permanecen embodegados y los inmuebles esparcidos por todo el país significan el mayor egreso de la entidad.
Y eso que solo se gasta “en lo ineludible”, según Oviedo: seguro de incendios, guardianía, pago de servicios básicos y sueldos de 120 personas.

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Se están haciendo inventarios y aparecen bienes no registrados. Pero, un punto en contra es el lento proceso de las subastas, a cargo de la Fiduciaria del Pacífico, según el liquidador.

El gerente de la Fiduciaria, Mauricio Anderson, dijo que una parte de los bienes que le fueron transferidos para la venta tiene problemas legales, como prohibiciones de enajenar, por lo que no se puede vender.

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Los que no tuvieron ofertas en las subastas realizadas se están negociando a través de corredores de bienes raíces. Y 57 obras de arte (pinturas) se  ofertarán de forma directa este mes. Esa venta será en efectivo o  tarjeta de crédito.

La idea general es comercializar los bienes lo antes posible para que Filanbanco no gaste más dinero en mantenerlos, y además porque “es imposible” cuidarlos todos, dijo Oviedo. Doce haciendas en poder del banco, de 50 a 2 mil hectáreas, están invadidas. “Se necesitaría un ejército (para cuidarlas). Nuestra única opción es vender”.