Cuba festejó este lunes la victoria en el XIII  Campeonato Mundial de boxeo, celebrado en Mianyang, China, en el cual la isla  no sólo recuperó el cetro al conquistar cuatro medallas de oro, una de plata y  tres de bronce, sino también la histórica supremacía de los superpesados.
 
Cuba, campeón por décima vez", dijo el diario oficial Granma en su primera página, mientras que Trabajadores, el otro medio de circulación nacional los lunes, tituló "Cuba regresa al trono".
  
Por su parte, el diario digital JIT, del Instituto de Deportes (INDER), señaló que "Rigondeaux gana Copa Russell, brilla Solís y Cuba vuelve a la cima".
  
Todos los medios señalan que la isla recuperó el título mundial a costa de Rusia, su gran rival de los últimos años, en un deporte donde Estados Unidos, el enemigo ideológico, fue desplazado de la élite del orbe.
  
Cuba ganó cuatro medallas de oro, una de plata y tres de bronce para acumular 54 puntos, recuperando el cetro que perdió hace dos años frente a los  púgiles de Moscú.
  
"Somos los campeones. No hay quien nos gane", fue la frase coreada por un grupo de aficionados en una calle de la Habana Vieja.
  
Pero además, recuperar tras 12 años la supremacía de los superpesados es otro motivo de alegría, pues desde el retiro del estelar Stevenson, no tenía un  hombre de punta en esa categoría, como es ahora Odlanier Solís, un púgil que con dos títulos mundiales en los pesados, fue subido al máximo peso hace unos  meses.
  
Para Osmany Herrera, un mecánico de 44 años fanático del boxeo nacional  desde la época del mítico Teófilo Stevenson, "Cuba demostró que es la primera  potencia aficionada del mundo". "El triunfo pudo haber sido aún mayor, pues nos  perjudicaron en algunas peleas", consideró.
 
Adolfo Fernández, un trabajador de la radio de 50 años, destacó que "la  excelente preparación que tuvo el equipo me hizo pensar que, pese a su  juventud, podía dar la sorpresa". "Es una escuadra que puede retomar el nivel  que teníamos antes y para Beijing 2008 estar mucho más sólida", aseveró.
  
En tanto, un técnico brasileño residente en la isla hace más de 20 años,  expresó que sus hijos (nacidos en Cuba) esperaron la madrugada para ver por la  TV el cartel final del mundial y dieron saltos de alegría tras el triunfo final  de Odlanier Solís ante el ruso Román Romanchuk.
  
La Copa Rusell, al mejor boxeador de la justa, fue otorgada a Guillermo Rigondeaux (54kg), lo que confirma algo que la prensa cubana viene afirmando desde hace algún tiempo, "es el mejor boxeador aficionado en el momento" a nivel mundial.
  
Rigondeaux, con dos coronas olímpicas y dos títulos mundiales, va tras la  leyenda de Stevenson y Félix Savón, que lograron ser tricampeones en ambas competencias.