Martha Soledad Chiquito Saltos salió el 17 de octubre del 2005 de su casa en Guayaquil para cobrar los fondos de reserva de su difunto esposo.

Sus familiares no volvieron a saber de ella sino cuando recibieron una llamada desde Riobamba  en la que se les comunicaba que su pariente había sido plagiada. La voz en el teléfono pedía 1.000 dólares para devolverla sana y salva.

Marco Muñiz Reyes, de 35 años, empleado de la Empresa Eléctrica de Paján (Manabí), dijo, el 7 de junio pasado,  a su esposa que iba a realizar una conexión en la planta de su jurisdicción, pero no volvió.

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Días después la afligida mujer, Esperanza Indio Rivera, recibió una llamada exigiendo 12.000 dólares a cambio de su liberación.

Un joven de 17 años desapareció en Quito el pasado 11 de noviembre. Sus padres denunciaron el plagio del menor, pues recibieron llamadas telefónicas en las que se pedía 2.000 dólares por su rescate.

Los tres casos ocurridos este año, en diferentes jurisdicciones del país, tienen en común que todos fueron resueltos por la Unidad Antisecuestros y Extorsiones (Unase) de la Policía, pero ninguno fue realmente un secuestro sino más bien un autoplagio.

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Según las cifras de la Unase, se han registrado 50 casos como estos en lo que va del año. El índice resulta alarmante, afirma la Policía, pues debe invertir recursos técnicos, humanos y tiempo en la resolución de los falsos casos.

El comandante de la Unase, Eduardo Mosquera, dice que este tipo de problemas muestra una ruptura de los vínculos familiares y por ende, un problema social.

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Entre los casos más frecuentes están aquellos en los que, durante los fines de semana o feriados, los jóvenes salen y no cumplen el compromiso con sus padres de regresar a tiempo, entonces a su retorno, luego de 3 o 4 días, explican que han sido secuestrados.

Mosquera señala que cuando la Policía los interroga, les pide datos de los secuestradores, sitios de encierro, entre otras señales, ante lo cual se ven presionados y confiesan que todo fue una mentira.

Pero hay otros casos más graves, como en los que se pide un rescate para su supuesta liberación. “El vínculo familiar está tan destruido que los hijos, esposos o familiares deciden extorsionar a su propia familia, sin importarles la condición económica”, asevera.

En estos hechos, destaca el oficial, la figura judicial se transforma y se convierte en una extorsión, penada con cárcel para quienes se hicieron pasar por secuestrados y contra los ficticios plagiadores.

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INFORME

ESPECIALISTAS
La Unase reporta que ha  logrado resolver el 99% de los secuestros cometidos en el país, en lo que va del año. Cuenta con 17 oficiales y 60 policías que trabajan en la clandestinidad.

CIFRAS
Los secuestros verdaderos han sido 31 en lo que va del 2005. Esta cifra es mayor a la del 2004, en que ocurrieron 20 secuestros. En el 2002  hubo 43, y 34 en el 2003.

EXTORSIONES
La Unase informó que en lo que va del 2005 se han registrado hasta ahora 68 extorsiones, mientras que en el año 2004 fueron 96. En el 2003 los casos llegaron a 62 y en el 2002 se cometieron 61.