Ya era un futbolista legendario en el Bolonia italiano, club con el que obtuvo cuatro títulos (1925, 1929, 1936 y 1937) en las catorce temporadas que lo defendió, cuando Ángelo Schiavio fue convocado, a los 29 años, para jugar el Mundial de 1934 que organizó su país.

En ese torneo le marcó tres tantos a Estados Unidos en la primera ronda y luego reservó su última conquista para la final contra los checos.

En un partido empatado (1-1) hasta los minutos finales del tiempo extra y con la “exigencia” de Benito Mussolini de ganar o ganar, Schiavio logró batir a Frantisek Planicka, arquero de Checoslovaquia,  una de las figuras de esa Copa.

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Italia alcanzó su primera corona mundialista y Schiavio, que falleció en 1990, a los 85 años, fue el responsable.

El atacante compartió el honor de ser el máximo anotador de ese certamen con Oldrich Nejedly, considerado uno de los mejores jugadores chechos de la historia, y con el alemán Edmund Conen, el futbolista más joven en consagrarse goleador en un campeonato mundial, con 19 años.