Cuando Patricia Hernández (35 años) miró ayer, a las 06h00, las celestes cúpulas de la iglesia de El Quinche, tuvo la sensación del deber cumplido, como cada noviembre, desde hace 20 años.

A esa hora, el frío se había acumulado en su cuerpo sudoroso, tras siete horas de caminata desde el Comité del Pueblo (norte de Quito), pasando por Calderón y Guayllabamba, montaña adentro.

Ella, ataviada con un gorro de lana, una chompa azul y doble media, llegó con su familia y amigos para la celebración de los 416 años de la llegada de la Virgen de El Quinche a esa jurisdicción. 

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Cada año, según el párroco del lugar, José Conde, este santuario recibe, en cuatro días, la visita de 400.000 feligreses aproximadamente, a propósito de esta festividad que se cumple el 21 de este mes.
La Policía calculó que solo ayer arribaron unos 150.000 devotos.

Con Patricia Hernández también llegó Gorky Rodríguez, su vecino. Él confesó que cuando subían la primera montaña sentía que las fuerzas le faltaban, sin embargo vio cómo una mujer embarazada y con un hijo en brazos avanzaba sin problema, y entonces siguió adelante.

 Al amanecer continuaban llegando miles y miles de personas de toda edad, desde pequeños niños hasta ancianos. Algunos con cobijas amanecieron a la intemperie, otros que venían de distintas ciudades llegaron en buses. La mayor concentración de feligreses fue a las 01h00 de ayer.

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Una vez en el Campo Mariano, una gran cancha donde se celebró misa cada hora, todo se volvió una fiesta de fe, entre cánticos, rezos y peticiones. Los vendedores ambulantes  también aprovecharon  la ocasión para comerciar con comida, velas y pósters de la imagen religiosa esculpida por Diego de Robles, en 1588.

A las 08h00, varios peregrinos se agolparon cerca de unas rejas para tocar el manto de la Virgen, mientras el párroco la paseaba cerca de ellos. Minutos más tarde se abrieron las puertas del templo y varias decenas de feligreses ingresaron para mirar en su altar a la imagen también conocida como Virgen de la Cueva o de Oyacachi. Todos la aplaudieron y la ovacionaron.

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Según el padre Conde, la Virgen es muy querida por los milagros que Dios ha concedido a través de su intermedio.

Y los creyentes que ayer asistieron dan fe de ello. María Hortensia Mendoza (61 años) llegó con sus velitas para pedirle a ‘Mamita Virgen’ que le curara de una enfermedad que la agobia.

Ayer, a diferencia de otros años, no se reportaron heridos o accidentes  en la romería de la Virgen del Quinche. Sin embargo, María Ruiz, que llegó con sus pequeñas sobrinas e hijos desde  El Cristal, Imbabura, dijo que el bus en el que viajaban chocó con un camión.