"El cáncer es una enfermedad que afecta a muchas personas y es responsable de un alto porcentaje de muertes. Una buena manera de prevenir su aparición es comer determinados alimentos y evitar otros. También, saber cómo prepararlos."

Desde que en 1984 el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos concluyó que un 35 por ciento de los tumores estaban relacionados con factores alimentarios, numerosos estudios comenzaron a ser realizados con el objeto de ampliar tales resultados. Así, en 1997 el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer difundió las conclusiones de una nueva investigación en donde afirmaba que un cambio en la dieta podría reducir la incidencia global del cáncer entre un 30 y un 40 por ciento. Y en el 2003, la Organización Mundial de la Salud inició una campaña para promover el consumo de frutas y verduras, a fin de evitar 2.7 millones de muertes por causas cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Entre los alimentos recomendados por varias organizaciones de salud de todo el mundo se encuentran la mayoría de las verduras. Componentes básicos de toda buena alimentación, se aconseja el tomate, que es antioxidante, aporta vitamina C y combate el envejecimiento prematuro de las células. El ajo y la cebolla, muy utilizados para saborizar platos, además de ser anticancerígenos son protectores cardiovasculares. Y el brócoli, que ayuda a prevenir el cáncer de mama.

En cuanto a las frutas, la uva ayuda a prevenir el cáncer de colon y normaliza el tránsito intestinal. Los cítricos, que poseen vitamina C, también son buenos: tienen propiedades anticancerígenas, antioxidantes y elevan las defensas.

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La importancia de las frutas y verduras fue comprobada en estudios realizados en personas vegetarianas que indican que éstas tienen una menor incidencia de cáncer.

Otros alimentos buenos para prevenir esta enfermedad son las fibras, que aceleran el tránsito intestinal, lo que reduce las posibilidades de que los elementos tóxicos atraviesen la barrera del tejido intestinal hacia otros órganos.

En la lista de alimentos desaconsejados se encuentran el alcohol y la carne. Se cree que el primero es un factor de riesgo para los tumores de boca, laringe y esófago y que la segunda incrementa el riesgo de cáncer colorrectal, páncreas, próstata y riñón. También los que tienen un alto contenido graso son poco saludables. Sobre todo la grasa animal (carne roja, huevo, manteca, embutidos).

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Por ello, las dietas ricas en grasas y pobres en fibras están relacionadas con la aparición de cáncer. Lo que hace que muchos médicos recomienden cambiar paulatinamente a un hábito alimenticio más saludable. Por ejemplo, si se consume mucha carne grasa, se debe intentar bajar su ingesta a un 25 por ciento de las calorías, reemplazándolas por carnes magras o aves sin piel.

También se recomienda no freír, ahumar ni cocinar los alimentos en la barbacoa, ya que son formas poco saludables de prepararlos.