Resultó impresionante aquella noticia de que se descubrió en Ecuador un alijo de 7 toneladas de cocaína que tendría en el mercado de consumo un valor de 210 millones de dólares, que en el mercado negro estadounidense cada kilo es cotizado en 30 mil dólares, y que entre julio y agosto se decomisaron en Ecuador más de 10 toneladas.

Mientras el negocio de las drogas ilegales se mantenga debe ser severamente reprimido, tratando de llegar a las cabezas de esta modalidad.

Tal vez el mejor ejemplo es el de Colombia, donde existe un ejército regular de 15 mil efectivos de las FARC y más de 5 mil combatientes de la contrainsurgencia liderada por Castaño, que viven del narcotráfico cuya rentabilidad es superior a los 500 mil millones de dólares por año; de los cuales el 80% es lavado en la banca del primer mundo y el 20% regresa a la región, siendo uno de los primeros beneficiarios el conflicto colombiano que debe ser mirado, como la mejor expresión del mercenarismo del presente siglo XXI.

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Expertos del primer mundo consideran que se descubre y decomisa del 15 al 20% de la producción cocalera real. Quiere decir que de 50 toneladas métricas de cocaína se han “perdido” 10 toneladas.
La ilegalidad del comercio de las drogas la vuelve más rentable y hoy experimentamos los costos de una sobreproducción cocalera en su punto más alto, pues se desarticularon grandes carteles colombianos, de Pablo Escobar, Rodríguez Orejuela..., pero hoy existe una cantidad enorme de “carteles hormiga” que se disputan espacios de poder, para enviar más droga al primer mundo.

El Tercer Mundo no envenena al primer mundo, pues la enorme demanda de consumo es lo que ha desbordado la sobreproducción.

A mayor producción de droga, el precio de la misma para el consumidor disminuye y habrá más consumidores; 30 mil dólares el kilo en este momento es un precio muy alto para los grandes centros de consumo. Hoy por la sobreproducción debe estar por debajo de los 15 mil dólares, y cada kilo adulterado con otras sustancias, vendido al detal produce alrededor de 250 mil dólares.

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Un debate serio por la legalización corre el riesgo de ser malinterpretado, no obstante, premios Nobel de Economía del primer mundo, como Milton Friedman, han expresado la necesidad de la legalización frente a los altos costos de la prohibición.

Dr. Alfonso Zambrano Pasquel
Guayaquil