Ciertos locales de diversión nocturna de la zona rosa, ubicada en el centro de la ciudad, no van a la par con la acertada regeneración urbana que lleva a Guayaquil a ser eminentemente turística.

Resulta indignante y contradictorio que no se permita la entrada a determinadas personas porque les da la gana, alegando excusas nada creíbles, como “porque hay una fiesta privada”, “que se necesita reservación”, “que se exige tarjeta de crédito”, entre otros disparates; y si uno lograse ingresar, de la manera más indelicada  tratan de imponerle al cliente el lugar en donde debe sentarse porque los otros puestos “están reservados”.

También, para solicitar alguna bebida, casi hay que hacer malabares para captar la atención.

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Ese tipo de actitud aleja al turista o al consumidor. Recuerdo a los dueños, administradores, empleados de ciertos locales, que gracias al cliente que paga, ellos se lucran y progresan, por lo que deberían esmerarse en brindar mejor atención.

Un cliente mal atendido es como cien clientes mal servidos. Espero que en el Municipio exista algún ente departamental que ponga control a estos atropellos.

Ing. Agr. Gerardo Antonio Ortega Almeida
Guayaquil