Los pasajeros  y transportistas se retrasan al entrar a la antigua estación para luego ir hasta la provisional.      

La terminal  terrestre Jaime Roldós Aguilera comienza, de a poco, a tomar una nueva forma. Inmomariuxi –compañía encargada de los trabajos– empezó  las labores para cercar la estación. 
     
Un cerramiento de 2,40 metros de alto aislará la zona que se intervendrá. Esta fase tomará cinco días, según  técnicos de la empresa. El cerco se revestirá de tableros.

Y mientras la contratista trabaja en el terreno,   usuarios,   transportistas y   comerciantes intentan acostumbrarse a un   nuevo ritmo. Entre el malestar de pasajeros, las quejas de cooperativas y el descontento de vendedores, Inmomariuxi sigue ingresando  maquinaria.

La empresa aún no define por qué frente empezará la obra, ya que –pese a que no estaba  previsto– las unidades intercantonales e interprovinciales aún ocupan una parte de la estación.  La Fundación Terminal Terrestre    no ha establecido cuándo concluirá esta medida.

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Entre las labores que se efectuarán  constan la rehabilitación del primer nivel alto, el reforzamiento de losas y habilitación de zonas  para buses.