Aunque dura, la descripción señala un hecho cierto: por diversos motivos el Gobierno ha venido cediendo ante una serie de exigencias, aun sabiendo que no existen recursos para atenderlas, lo que producirá en los próximos meses un déficit de incalculables proporciones.

Exoneraciones tributarias, asignaciones extraordinarias de recursos para gobiernos locales y alzas de salarios no previstas, son algunas de esas peligrosas concesiones, a las que sectores del propio Ejecutivo (como la Ministra de Finanzas) se han opuesto.

Es posible que algunas de esas demandas hayan tenido motivo valedero y justificación. Pero es completamente irresponsable que se las acepte sin establecer primero de dónde saldrán los recursos monetarios para atenderlas.

Publicidad

El hueco financiero que con eso se está generando pasará para el próximo año, y más probablemente para el próximo Gobierno. Esa ha sido la práctica de nuestro sistema político por mucho tiempo, y pareciera que esta vez no habrá excepción.