La estación de pasajeros presentó fallas estructurales al año y medio de su inauguración en 1985.

El gobernador del Guayas, Jaime Nebot, fue quien con un efusivo discurso inauguró -el 11 de octubre de 1985- la terminal terrestre de Guayaquil. “Pienso que no habrá dificultades, pero si se presentase alguna será solucionada oportunamente”, dijo en esa ocasión frente a las autoridades presentes, entre ellas, el presidente de la República, León Febres-Cordero.

Fue una ceremonia con bastante tinte político, en la que se criticó duramente al gobierno anterior de Osvaldo Hurtado, que había inaugurado la estación “sin luz, sin agua, sin los accesos viales”, se dijo en medio de los brindis.

En efecto, las dificultades en la terminal terrestre se presentaron poco tiempo después. Y han tenido que pasar veinte años para que comiencen a solucionarse. Por coincidencia, fue el mismo Jaime Nebot, ahora como alcalde de Guayaquil, quien impulsó la creación de la Fundación Terminal Terrestre, encargada de las tareas de reconstrucción de la estación de pasajeros.

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Antecedentes
La del terminal fue una obra con tropiezos desde su nacimiento. Comenzando en 1977, año en que se decidió que la ciudad necesitaba una estación general que remplace a las 80 mini terminales que estaban regadas por toda la urbe, los atrasos en los plazos y la falta de fuentes de financiamiento fueron la tónica. El 8 de junio de ese año  ya se anunció que la obra sería inaugurada en 1980.

En diciembre de 1978, en cambio, las autoridades de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) dieron un valor al proyecto: 355 millones de sucres,  15 millones de dólares en ese año. En 1980, el presidente de la República, Jaime Roldós, firmó un decreto que autorizó al Director de la CTG a que, “sin el requisito de licitación y bajo su responsabilidad, contrate la suscripción de la terminal terrestre”.

Finalmente, la obra fue contratada en octubre de ese mismo año y  adjudicada a la desconocida empresa japonesa Fujita Corporation. Pese a que se dijo que resultó ganadora por presentar la oferta más conveniente, 701 millones de sucres, era el 100% mayor a lo que se presupuestó dos años antes. En ese momento, Yoshihiro Yakatsu, de Fujita, prometió que la terminal estaría en 28 meses. Tampoco resultó cierto. La estación se entregó 60 meses después, pero no fue lo más grave. 

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Lo peor vino apenas un año y medio después de su inauguración. Era abril de 1987 cuando se detectó que existían fallas básicas en la estructura del edificio. Más tarde, en 1993, se decidió cerrar definitivamente la primera planta que, a esa fecha, ya colapsaba y, literalmente, se caía a pedazos. Recién en el 2001, un estudio del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica determinó que las causas del deterioro fueron errores en el diseño estructural y en la construcción, mala calidad del material empleado y lo que para muchos ingenieros es un error monumental: la estructura no tiene vigas.

El caso pasó a los tribunales. En noviembre de 1990,   la cuarta sala de la Corte Suprema de Justicia  sentenció a la empresa Fujita  a reparar todas las fallas estructurales de la terminal y a cancelar 1.400 millones de sucres a la CTG como indemnización de daños y perjuicios. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Los japoneses, para esa fecha, ya no tenían oficina en el país y resultó imposible recuperar ese dinero.

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Reparaciones
Para los representantes de la Fundación Terminal Terrestre, el edificio tiene arreglo y su reconstrucción es más barata que hacer uno nuevo: casi 25 millones de dólares. En todo caso, en 1980,  construir esta estación costó 26 millones de dólares.

CRONOLOGÍA

6 de junio de 1977
Autoridades del Guayas se reúnen  por más de ocho horas
y deciden que Guayaquil tendrá su terminal terrestre  en la avenida de las Américas.

7 de abril de 1978
En la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) se realiza la suscripción del contrato para
la elaboración del proyecto definitivo de la terminal.

30 de diciembre de 1978
El ministro de Finanzas, Juan Reyna Santacruz, anuncia al director de la CTG, Galo Peñaherrera, la aprobación de la Junta Monetaria para la realización de la  terminal en 15 millones de dólares (355 millones de sucres).

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16 de julio de 1980
El presidente Jaime Roldós Aguilera expide un decreto para autorizar al Director de la CTG que, sin el requisito de licitación y bajo su responsabilidad, contrate la construcción.

22 de octubre de 1980
La CTG suscribe el contrato de construcción  con Fujita  por 701 millones de sucres. El plazo para entregar la obra es de 28 meses.

11 de octubre de 1985
El  presidente León Febres-Cordero, y el gobernador del Guayas,  Jaime Nebot, inauguran la terminal.

22 de noviembre de 1990
Los jueces de la Cuarta Sala de la Corte Suprema condenaron a  Fujita a reparar por su propia cuenta y cargo todas las fallas del edificio y a pagar una indemnización de 1.400 millones de sucres a la CTG. La constructora no realizó los trabajos ni resarció los daños.

7 de septiembre de 1993
Se cierra definitivamente  la primera planta por las fallas en la estructura.

16 de julio del 2002
La Fundación Terminal Terrestre asume la administración del edificio de pasajeros.

7 de septiembre del 2005
La constructora Inmomariuxi gana el concurso para reparar la terminal a un costo de aproximadamente 25 millones de dólares.

26 MILLONES
de dólares costó la construcción de la terminal Jaime Roldós. Comenzó a levantarse en 1980 y estuvo a cargo de la empresa japonesa Fujita Corporation.

25 MILLONES
de dólares, aproximadamente, es el valor del contrato firmado para la reconstrucción de la terminal. Las obras  fueron adjudicadas a la empresa Inmomariuxi, del ex concejal del PSC César Rodríguez.