Los colombianos conmemoraron ayer con una multitudinaria ceremonia religiosa los 20 años de la tragedia de Armero, una población del centro del país que quedó sepultada tras la avalancha del volcán Arenas en la que murieron 25 mil personas.
El presidente Álvaro Uribe, ministros y personalidades encabezaron una misa frente a una gigantesca cruz blanca que se erigió en el lugar donde estaba el parque de Armero y que visitó el papa Juan Pablo II en julio de 1986.
Al acto, al que asistieron sobrevivientes y familiares de las víctimas, se lanzaron 25 toneladas de rosas rojas desde el aire en el lugar que fue declarado camposanto.
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En la noche del 13 de noviembre de 1985, una avalancha de piedras y lodo bajó del cráter del volcán Arenas del Nevado del Ruiz dejando a un pueblo de 40.000 habitantes ahogado en un mar gris del que emergían como fantasmas los niños, mujeres y hombres que podían rescatar los organismos de socorro.
Omaira Sánchez, una niña de 12 años cuya imagen agonizando atascada entre el barro y los restos de su casa, recorrió el mundo, se convirtió en el ícono de la peor tragedia del país y su tumba es visitada por creyentes que le atribuyen milagros.