Desde 1911 en que la compañía inglesa Anglo Ecuadorian Oilfields perforó el primer pozo de petróleo en la hoy parroquia San José de Ancón, gran parte de las actividades en la península de Santa Elena han estado relacionadas con la exploración, producción y refinamiento de los derivados del oro negro.

A través de los sectores productivos, sobre todo del petrolero, el aporte de la península al desarrollo del país ha sido significativo, especialmente en su etapa inicial cuando la refinería de la zona cubría la demanda interna de combustible. El crecimiento de la población, de las labores de producción, y del parque automotor, ocasionó mayor demanda de hidrocarburos y sus derivados. Como solución a esas necesidades se explotan nuevas áreas de petróleo en el Oriente y construye una refinería en Esmeraldas. No obstante ese esfuerzo, anualmente se adicionan al presupuesto del Estado millones de dólares para adquirir en el exterior, a precios onerosos, diésel, gas de uso doméstico y naftas; egresos que desfinancian operaciones de los sectores primarios de producción.

A fin de producir los combustibles importados y de que la ciudadanía se beneficie de las exportaciones de petróleo, el Gobierno ha retomado la iniciativa del extinto presidente Dr. Jaime Roldós, de construir una nueva refinería en Atahualpa, proyecto que ahora se denomina Complejo Industrial Hidrocarburífico Santa Elena, inversión estimada en 2.500 millones de dólares, que abastecerá el 65% de la demanda de combustible en el centro y sur del país. La construcción se concesionará a una empresa extranjera.

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Esta importante obra debe recibir respaldo ciudadano de la región, sobre todo de las autoridades de Salinas, La Libertad y Santa Elena, al incentivar y garantizar la inversión mediante estímulos tributarios, seguridad jurídica y social. De haberse efectuado el proyecto oportunamente, se hubiese ganado en costos.

Ec. Héctor Villón Mateo
Ancón

Solicito al presidente, Dr. Alfredo Palacio, que se instale la refinería en el cantón Santa Elena. Con esta obra se procesarían los residuos de la refinería de Esmeraldas a un costo inferior, y el Gobierno, al concesionar a inversionistas privados, no pondría un centavo, ya que solo requerirá garantía, en un proceso de licitación que deberá ser transparente.

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Enrique Narciso Rosales
Santa Elena