Numerosos electores de los 3,9 millones de  votantes de Burkina Faso acudieron este domingo a las urnas para elegir  presidente entre 12 candidatos, incluido el jefe de Estado saliente, el ex militar Blaise Compaoré, que lleva 18 años en el poder y vuelve a ser el gran  favorito.
 
Los colegios electorales de todo el país abrieron sus puertas a las 06H00 (GMT y local) y las primeras personas empezaron a votar, en medio de la  tranquilidad y sin que se registraran problemas.
  
Compaoré, que a sus 54 años quiere lograr un tercer mandato, votó a media mañana en Kuluba, el barrio administrativo de la capital de Uagadugu, y se declaró "confiado en cuanto al resultado".
  
Se trata de las primeras elecciones desde el restablecimiento del multipartidismo, en 1991, en las que participa la oposición.
  
Así, Compaoré se mide con 11 adversarios opositores, la mayoría inspirados por Thomas Sankara, padre de la "revolución" de Burkina Faso, que llegó al poder en 1983 y murió durante el golpe que, en 1987, llevó a Compaoré, su ex compañero de armas, a la cabeza del Estado.
  
"Está bien que haya varios candidatos que se disputen la Presidencia. Hay una madurez política. Progresamos. Es algo bueno para el desarrollo del país", manifestó a la AFP Leopold Zongo, un agente de 38 años que acudió a depositar su voto en uno de los colegios de Uagadugu.
  
Los partidos de la oposición habían boicoteado las presidenciales de 1991 y 1998, de forma que casi el único candidato en liza era Campaoré, líder del Congreso Democrático del Pueblo (CDP), mayoritario en la Asamblea Nacional desde hace 18 años y que, además, cuenta con el respaldo de unos 20 pequeños  partidos.
  
Entre los 11 rivales del presidente saliente en los comicios de este domingo, sólo dos -Bénéwendé Sankara de la Unión por el Renacimiento/Movimiento Sankarista (UNIR/MS) y Laurent Bado, del Partido Africano del Renacimiento (PAREN), pueden lograr un resultado significativo, según los observadores.
  
La oposición denuncia problemas de fraude y espera, como mínimo, que uno de sus líderes consiga los votos necesarios para convocar una segunda vuelta.
  
Más de mil observadores, de los cuales 600 son internacionales, vigilan las  votaciones, cuya seguridad está garantizada por unos 24.000 policías.
  
Para votar, los electores deben marcar una de las doce fotografías de los candidatos que figuran en cada papeleta. Una vez depositada en la urna, se  marca uno de los dedos del votante con tinta indeleble para evitar posibles fraudes.
  
La Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI) anunció que los 11.939  colegios repartidos por todo el país estarán abiertos hasta las 18H00 (local y  GMT) y que se ofrecerá ningún resultado parcial antes del 17 de noviembre.
  
La campaña, en torno a programas carentes de originalidad, transcurrió sin mayor fervor, en un país esencialmente agrícola donde la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y cuya economía resiste mal la caída de las cotizaciones mundiales del algodón, su principal exportación.