El MSP inició campaña de vacunación y señala que es solo una medida de prevención.

En los portales de las instituciones públicas, aulas universitarias o en las orillas de los ríos de la provincia, personal de las doce áreas de salud de Manabí empezó el lunes pasado a vacunar contra la fiebre amarilla a la población.

La meta es inmunizar por diez años al 95% de los habitantes elegidos (1’200.000) que tienen más de un año de edad. Hasta el miércoles pasado se vacunó al 25% de ese grupo (300.000) y se espera concluir la campaña el 30 de este mes.

No se vacuna a las embarazadas, los menores de un año ni  a las personas que tienen  VIH/sida o cáncer.

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El fin de la campaña es evitar que se presente un brote de fiebre amarilla. En la provincia no han aparecido casos en los últimos ocho años.

“Recordemos que el mosquito que transmite la fiebre amarilla es el mismo que propaga el dengue clásico y hemorrágico. Este insecto crece en aguas estancadas que permanecen sin ser evacuadas”, señaló Brucker García, jefe del área de salud 1.
Solo en Portoviejo ya se vacunó al 42,72% de la población lo que representa 101.226 de las 236.131 personas que deben inmunizarse contra la fiebre amarilla.

La campaña la planteó el Ministerio de Salud Pública (MSP) como medida de prevención de una enfermedad que es endémica de la Amazonia del país. Y se busca cubrir las  provincias de la Costa donde, según el director de Salud de Manabí, Geovanny Aliatis, hay zonas  propensas a que se desarrolle la enfermedad.

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Según Aliatis, cuentan con las dosis necesarias para inmunizar a  la población del Guayas  y hay brigadas de vacunación en las inmediaciones de los municipios y que acuden a establecimientos educativos y universidades para vacunar a las personas. Los interesados pueden acudir también a los centros de salud de la provincia.

El inmunológico se coloca en la parte superior del brazo. Los que se vacunan reciben un certificado, que podrán presentar en caso de que viajen a Venezuela o Brasil.

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Según el Ministerio de Salud, entre los años 1990 y 2000 se presentaron en el país 93 casos de fiebre amarilla. La mayoría se ubicó en las zonas selváticas de la Amazonia, por la presencia de monos marsupiales e insectos.