Stephen Chow, el atlético actor-director-guionista de la sorprendente Kung Fu Sion ha dicho que su más grande influencia cinematográfica es Bruce Lee. Físicamente muy parecido a ese ícono de las artes marciales filmadas, el propio Chow es también un autoeducado máster en la milenaria disciplina. Su espectacular película es mucho más que eso.

Esta es una fusión de los géneros más disímiles: aquí uno se divierte de la misma manera en que generaciones pasadas descubrieron la alegría de la acción musical de Singin’ in the rain, las hilarantes travesuras animadas de Tom y Jerry y los spaguetti-westerns de Sergio Leone, imprimiéndole a su receta la descabellada violencia del cine de Quentin Tarantino.

Me olvidaba   de los hermanos Wachowski y sus Matrix, porque Chow disfraza a los temibles integrantes de la banda del hacha –gánsteres de los tugurios de Hong Kong en el cuarenta– con los mismos trajes negros de Mr. Smith, el diabólico verdugo de una realidad virtual que Chow incorpora al estilo visual de Kung Fu Sion. Si alguien ha descubierto la fórmula perfecta para la captación de un público mundial, pues aquí está en cada secuencia.

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La Hong Kong que el director nos presenta es creada totalmente en los estudios y vemos los aspectos más sórdidos y miserables de China en una visión que nada tiene de los descalabros políticos de la época. Chow está más interesado en celebrar humorísticamente las peculiaridades de su gente, especialmente de esa increíble barriada –el callejón de la chanchera– donde arriba el protagonista.

Él es Sing (Stephen Chow), un bueno para nada que trata de engatusar a todos haciéndose pasar por integrante de la banda del hacha. Su acompañante es un obeso e inepto Sancho Panza (Lam Tze Chung) que es inmediatamente descubierto por la Patrona (una magistral actuación de Yuen Qiu), la dueña del edificio mayor que puede ser tan letal como los criminales, además de perseguir a sus enemigos como si se tratara del Correcaminos, todo esto sin que se le caiga el cigarrillo de la boca.

Para Sing solo hay un desastre tras otro, un “destino horrorosamente malo”, según los palillos adivinadores que ellos presentan a Buda, especialmente cuando los verdaderos integrantes de la banda convierten la chanchera en el escenario de descomunales batallas campales, escenificadas por Chow como si se trataran de Star wars en las alcantarillas. Sing es también un héroe que descubre viejas lecciones, como eso de que detrás de un gran poder hay una gran responsabilidad. Esto lo lleva a sus memorias de la infancia y a la chica muda (Ren Si Lu) que vuelve a encontrar.

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Al divertirnos tremendamente uno quisiera sentirse culpable de aceptar algunos sangrientos episodios, pero a veces una película nos revierte a un mundo particular donde compartimos íntimamente la sensibilidad de su creador. Es casi imposible hablar así de la mayor parte del cine comercial, Spielberg incluido.

Hay momentos de Kung Fu Sion en que volvemos a sentir las emociones de aquellas funciones de matiné en las salas de cine de antaño, donde sin darnos cuenta una película podía ser un hallazgo incomparable.

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KUNG FU SION

Dirección: Stephen Chow.
País: China, 2004
Elenco: Stephen Chow, Yuen Wah, Leung Siu Lung, Dong Zhi Hua, Chiu Chi Ling, Xing Yu, Chank Kwok Kwan, Lam Tze Chung, Feng Xiao Gang, Yuen Qiu.
Duración: 97 minutos.
Género: Comedia, acción.
Cines: Supercines y Cinemark.