En Génova, Italia,  funcionarios locales acusan que ecuatorianos cada vez más cometen actos delictivos.

“En Italia las reglas deben ser respetadas y quienes cometan delitos serán expulsados por el bien de los genoveses y de la propia comunidad ecuatoriana”, dijo Giuseppe Romano, representante del Ejecutivo en Génova (Prefetto) a los miembros de la comunidad ecuatoriana encabezados por el cónsul León Pablo Avilés.

Romano se reunió la semana pasada con el Alcalde y Policía de Génova,  el Cónsul de Ecuador y asociaciones de ecuatorianos      para analizar la situación de los compatriotas tras las últimas acciones policiales  y que han motivado constantes batidas en las que han sido detenidos y expatriados no solo jóvenes pandilleros, que son el blanco de la policía, sino decenas de inmigrantes que carecen de documentos.

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La palabra clandestinidad no es tolerable para el Prefetto, quien sobre la base de la legalidad, dijo estar dispuesto a ofrecer toda la colaboración a la colonia ecuatoriana para mejorar su inserción en la sociedad italiana.

Romano argumentó su preocupación con la presentación de datos estadísticos, según los cuales desde enero hasta octubre del presente año, cerca de 500 ecuatorianos han sido denunciados por ciudadanos genoveses, mientras la cifra de los delitos cometidos por compatriotas asciende a más de 1.800 casos.

La Policía aclara que en la mayoría de casos se trata de delitos menores como robos a transeúntes, maltrato doméstico, delitos contra la moral pública, consumo de drogas y delitos contra la propiedad.

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Estos recientes datos dejaron casi sin argumentos a los representantes de la comunidad ecuatoriana que buscaban soluciones al problema social que afecta a la colonia.

El cónsul ecuatoriano, al margen del tema delincuencial, recordó a las autoridades que, 30 años atrás, Italia también fue un país de inmigrantes. “Las instituciones italianas se han desbordado frente a una inmigración masiva y existen profesionales ecuatorianos que pueden trabajar voluntariamente para acelerar las prácticas institucionales”, dijo, al recordar que la comunidad ecuatoriana es pacífica y quiere trabajar con las autoridades.

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La palabra pacífica fue retomada por el alcalde de Génova, Giuseppe Pericu, quien dijo conocer a los ecuatorianos como una comunidad tranquila y que no podía concebir a su ciudad sin la presencia de tantos “extracomunitarios”, como se denomina a los extranjeros que no pertenecen a la Comunidad Europea.

Pericu, un político de centro izquierda que ha generado polémica en los sectores conservadores por impulsar el voto de los inmigrantes para las elecciones  municipales, recordó un acuerdo que fue firmado entre los municipios de Guayaquil y Génova para mejorar los lazos de amistad entre estas dos ciudades. “Históricamente ha existido una fuerte presencia genovés en Guayaquil lo que ha creado una suerte de reencuentro”, dijo  sin el consenso  del resto de autoridades genovesas.

Las palabras del Alcalde fueron de aliento para los  ecuatorianos que reclamaron  espacios deportivos y recreativos para niños y jóvenes, atención a la formación profesional, a los problemas sicológicos de las familias y la creación de mecanismos de apoyo para el trabajo autónomo que sirve de base para la regularización de los indocumentados.