Sus familiares y ex alumnas piden un reconocimiento del Congreso o del Ministerio de Educación.

Era el 17 de junio de 1953 cuando la maestra Elena Maridueña Piza tuvo la gran idea de que las alumnas que integraban la Escuela de Mecanografía, que dirigía como rectora, la acompañaran a las calles a recolectar dinero para comprar un terreno.

Cerca de 30 estudiantes recibían instrucción en un local ubicado en Maldonado y Eloy Alfaro. Era el segundo inmueble. El primero que ocupaban quedaba en Eloy Alfaro y avenida Olmedo y su principal problema era que no contaban con  una instalación propia ni dinero.

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Maridueña junto con las alumnas y profesores logró recoger 280 mil sucres, dinero que les permitió comprar el terreno donde en la actualidad funciona el colegio de señoritas 28 de Mayo, ubicado en el kilómetro 3½ de la avenida Carlos Julio Arosemena.

Tras la revolución del 28 de mayo de 1944 la Escuela de Mecanografía, que luego se denominó Escuela Profesional de Comercio y Administración, tomó el nombre de Colegio Técnico de Comercio y Administración 28 de Mayo.

“Ella (Elena) fue la gestora y nosotras la promoción de alumnas que anduvimos de casa en casa para reunir el dinero”, recordó Digna Cedeño de Álava, de 69 años, graduada en 1956.

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Cedeño es una de las ex alumnas que la mañana del lunes visitó a la maestra Elena Maridueña, quien vive hace seis años en la casa de su sobrino nieto Franklin Maridueña, a quien crió y educó como un hijo.

Sus 97 años y su frágil contextura no son impedimento para entablar, aunque pausadamente, una conversación con quienes la rodean y a pesar de que se encuentra delicada de salud (hace 20 días sufrió un infarto) prefiere levantarse de la cama, servirse el desayuno, sentarse a la sala, leer el periódico o recibir con una sonrisa amable la visita de sus ex alumnas.

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Aunque por breves momento pierde la noción del tiempo expresa con seguridad que “la educación avanza muy lentamente”, por lo que para mejorarla deben “pagar mejor a los profesores... si les subieran al menos unos 100 sucres...”. La moneda nacional ya no circula, pero su pensamiento no está lejos de la realidad actual que vive el magisterio fiscal.

“Creemos que ella es merecedora de un reconocimiento”, sostuvo la ex alumna Graciela Verdesoto, de 59 años, quien recordó que cuando estudiaba todos los sábados se trasladaban al terreno donde hoy se levanta el colegio, para rozar y limpiar.

“Miss Helen (como la llamaban sus alumnas porque daba clases de inglés) era siempre dulce y amable... tenía ese apostolado de ser maestra”, recordó Verdesoto.

Sus ex alumnas Pola Albán de Duche, de 73 años; Norma Sánchez Bravo, de 75; Vilma Medina, de 73, y su sobrino nieto Franklin coinciden con Verdesoto y Cedeño de que es hora de que esta maestra, que se dedicó por cerca de 60 años a la docencia, reciba un reconocimiento en vida del Congreso o del Ministerio de Educación.

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“Fue la primera rectora y fundadora del colegio, porque ha sido forjadora de una obra que perdura y en la cual se han educado muchas generaciones”, enfatizó Franklin.

Las innumerables fotografías y los recortes de periódico de su vida y trayectoria profesional que guarda su sobrino nieto son la prueba evidente de su amor por la educación, por eso con una sonrisa dice: “Me despreocupé de los hombres... ya no estaban para mí”.

El sistema educativo en el país avanza muy lentamente, por lo que para mejorarlo deberían pagarles mejor a los profesores que son por categoría ... si les subieran al menos los sueldos...
Elena Maridueña
fundadora del 28 de Mayo

Ella es como mi madre. Me crió y me dio los estudios. Se fue a vivir por decisión propia en un hospicio, pero me casé y hace seis años vive conmigo, mi esposa, quien la cuida, y mi hija de 5 años.
Franklin Maridueña
sobrino nieto

PERSONAL

Trayectoria
Nació el 15 de septiembre de 1908. Sus padres fueron Temístocles Maridueña Montero (quien combatió con el general Eloy Alfaro) y Adela Piza.

Inició su carrera de maestra a los 17 años en la escuela fiscal Antonio José de Sucre. Fue profesora y directora de varios planteles fiscales y particulares.

En 1994 asumió el rectorado del colegio 28 de Mayo. Se incorporó de licenciada en Educación y doctora en Educación.

Fue la primera catedrática de Guayaquil becada para ampliar sus conocimientos en el exterior, entre otros méritos académicos.