Mario Moreno me escribe lo siguiente: “Ya basta pues ‘señor’  hasta cuándo sigue usted con sus malas críticas, no estamos en ningún país norteamericano o europeo, estamos en el ECUADOR, si usted considera como ‘telebasura’ cualquier producción nacional que sale al aire, pues entonces bote todos los televisores que hay en su casa a la basura, o simplemente no vea la televisión nacional y vea solo canales de cable, ya que eso a lo que usted denomina como ‘telebasura’ es lo que le gusta ver a la mayoría de la población de este bello país, lastimosamente eso es a todo lo que podemos aspirar de nuestras producciones nacionales, pues, como ya le dije y creo que le hace falta recordar, estamos en el ECUADOR, así que ya déjese de tonterías y en vez de estar criticando a la televisión local, mejor dedíquese a otra cosa ya que de lo contrario podría tener muchos problemas…”.

Aparte de la nada velada amenaza, la carta es como para impresionar a cualquiera, pues dice algo así como: “Estamos contentos de ver basura. ¡Déjenos intoxicarnos en paz! Esto es el Ecuador, estamos habituados a la basura; si no le gusta, ¡lárguese!”.

Curiosamente, la carta se parece a lo que han venido “sugiriendo” en las últimas semanas Francisco Pinoargotti de ‘Los buenos muchachos’ y los presentadores de ‘Vamos con todo’ y sus distintas secuelas. La “telebasura” vive un momento de auge en el Ecuador… Pero tienen algunas pulgas en la oreja que obstaculizan su absoluta impunidad, de ahí su reacción. Inédita, además, porque hay muchas personas que hacen televisión e inteligentemente saben que la crítica y la autocrítica son fundamentales para el crecimiento del medio.

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¿De qué sirve la crítica?
La mayor parte de cartas que se reciben en esta columna son de lectores hastiados de la mala televisión, preocupados por las imágenes a las que se ven sometidos sus hijos en las pantallas. Pero hay alguna que aún reconociendo que la mala televisión ejerce una influencia nefasta, cuestionan: “¿De qué sirven sus columnas? ¿Acaso va a cambiar algo? Verá como todo sigue igual dentro de diez años…”.

Invariablemente, en esos casos respondo que un periodista escribe para los lectores, contándoles lo que considera la verdad. Si a partir de eso  la gente toma la decisión de provocar cambios, excelente. Pero eso depende de muchos factores, no de lo que diga una columna.

Sin embargo, la función de la crítica es plantear lecturas cuestionadoras y sustentadas. Nunca se podría renunciar a eso. Como tampoco es una opción huir del país, porque imaginen un país donde tenga que irse toda la gente a la que no le guste intoxicarse ante la pantalla y solo se queden los productores, presentadores, modelos de la mala televisión y sus cortesanos.