El Gobierno conservador francés recurrió este martes a la ley del estado de emergencia de 1955 para imponer toques de queda donde sea necesario frente a la ola de violencia que azota a barrios periféricos de París y de otras muchas ciudades, y cuya intensidad bajó anoche, por primera vez desde el 27 de octubre.

Presidido por el jefe de Estado, el neogaullista Jacques Chirac, un Consejo de ministros extraordinario aprobó el decreto por el que desde esta misma medianoche se podrá decretar toques de queda donde haga falta.

Una decisión "necesaria para acelerar el regreso de la calma", dijo Chirac, que ha pedido la aplicación "cuanto antes" de las medidas, y que además prevé reunir de nuevo al Gobierno a finales de semana para prorrogar el estado de emergencia más allá de los 12 días estipulados por la ley de 1955, según informó el portavoz del Gobierno, Jean-Francois Copé.

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"En las zonas que serán definidas por decreto, los prefectos dispondrán de competencias reforzadas para asegurar el mantenimiento del orden y podrán en particular imponer un toque de queda para prevenir la violencia urbana", reza el comunicado.

Chirac, que pidió aplicar toques de queda "en un espíritu de responsabilidad y respeto", recalcó que "la primacía del derecho va necesariamente a la par con la justicia. Superaremos la situación actual sólo si damos toda su realidad a este principio fundamental de la República".

El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, reunirá esta tarde a los prefectos de las siete "zonas de defensa" (que engloban a las distintas regiones del país) para examinar la aplicación del decreto del "estado de emergencia", indicó el ministerio en un comunicado.

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La resurrección de la ley de 1955, adoptada poco después del comienzo del conflicto que llevaría a la independencia de Argelia, permite, entre otras medidas, registros domiciliarios "de día y noche" sin visto bueno judicial cuando las fuerzas del orden sospechen que haya armas, explicó el ministro del Interior.

En virtud de la evolución de los acontecimientos, "velaremos por la aplicación selectiva" del decreto en "parte del territorio nacional", dijo Sarkozy ante la prensa, al resumir la
política del Gobierno en tres palabras: "firmeza, sangre fría y mesura".

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El recurso a los toques de queda había sido anunciado por televisión anoche por el primer ministro, Dominique de Villepin, frente a los actos "inaceptables e inexcusables" registrados desde que la muerte de dos adolescentes, electrocutados cuando se escondieron en un transformador eléctrico de Clichy-sous-Bois (afueras de París), prendió la mecha del polvorín de los barrios.

La aplicación del toque de queda, "una medida fuerte destinada a causar un electrochoque", debe ser utilizaba "con parsimonia y mucha reserva", en palabras del responsable de un sindicato de policías, mientras otro se mostraba escéptico, según "Le Monde".

La ley de 1955 sólo fue utilizada dos veces hasta ahora: durante la guerra de Argelia y en los disturbios en Nueva Caledonia en 1985.
Incluso antes de que el Consejo de ministros diera luz verde a los toques de queda, dos alcaldes (Raincy, a las afueras de París, y Orléans, centro del país) los decretaron para los menores.

La pasada noche 1.173 vehículos fueron quemados en todo el país, lo que supone un descenso del 16 por ciento sobre el récord de la víspera y eleva el total en doce noches a casi 6.000.

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El retroceso anoche fue considerable en los barrios periféricos de París (con un descenso del 43 por ciento) pero fue sólo de un 5% en el resto del país. Hubo 330 detenidos, de los cuales 309 quedaron bajo custodia policial.

Hubo incidentes en 226 municipios, frente a 274 la víspera, indicaron los responsables de la policía y gendarmería, que constataron un descenso de la intensidad de la violencia en general y de los enfrentamientos entre jóvenes y policías.

Un total de 10.200 efectivos estaban desplegados anoche, unos 2.000 más que la víspera.
Si bien nadie se atreve a cantar victoria, los responsables policiales detectaron una tendencia "en la buena dirección" hacia el restablecimiento de la calma.

Dentro de ese panorama hubo excepciones, como en Toulouse, donde a un joven hubo que amputarle una mano después de que estallara una granada lacrimógena que había recogido del suelo, y en el Norte.

Mientras, la policía ha descubierto diversos lotes de cocteles Molotov, tras el hallazgo el pasado fin de semana cerca de París de un taller de fabricación de estos artefactos incendiarios, montado por "una organización de adultos que colocaban a los niños en primera fila".