Representantes del gobierno y dirigentes de organizaciones cubanas dieron gritos de alegría y brincos cuando vieron este martes en una transmisión en vivo la votación de una moción presentada por la isla en Naciones Unidas para condenar el embargo estadounidense.

El sufragio concluyó con 182 a favor, cuatro en contra y una abstención.

Instalados en el Palacio de las Convenciones de la capital, varios cientos de personas escucharon también el discurso del canciller Felipe Pérez Roque, quien encabezó a la delegación cubana ante la ONU.

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Pudo verse reunidos en el Palacio a varios altos dirigentes como el comandante Ramiro Valdés y a la plana mayor del ministerio de Relaciones Exteriores, pero no se mostró si estaba o no el presidente Fidel Castro.

La televisión local, de carácter gubernamental, se encadenó y también trasmitió el evento desde la sede del organismo multilateral en Nueva York.

Se trató de   un aplastante victoria, comentó el locutor.

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Por 14 ocasión consecutiva se dio una contundente y clara señal a favor de los derechos del pueblo cubano contra el bloqueo, el cual ha tenido que sufrir por más de 45 años, expresó por su parte la Agencia de Información Nacional (AIN) que dio a conocer la noticia inmediatamente.

Un sí por Cuba!, exclamó el despacho de la AIN.

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En las calles, la gente también tomó con alegría la noticia.

Que se dejen ya de descaro, que lo que están haciendo es un atropello, dijo Fidencio Alonso, un vecino entrevistado en La Habana Vieja sobre el mensaje que la votación le daba a Washington.

Pienso que los países deben apoyar a Cuba...para que sepan (en Estados Unidos) que somos fuertes y no nos vamos a dejar vencer, manifestó por su parte Millaura Díaz.

Según Cuba, las sanciones impuestas por Washington hace cuatro décadas para presionar en el sentido de un cambio de sistema comunista le costaron a nación caribeña 82.000 millones de dólares sin obtener resultados.

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El año pasado una votación similar terminó con 179 sufragios a favor de Cuba y cuatro en contra.

La resolución de condena al embargo no tiene carácter vinculante, o sea que Estados Unidos no está internacionalmente obligada a cambiar su política, pero las autoridades insisten en que demuestra el descrédito moral de Washington.