Los motines protagonizados por jóvenes franceses se extendieron a 300 poblaciones durante la noche y un hombre murió de las heridas recibidas, la primera víctima fatal en 11 días de violencia, dijo la Policía.

Al extenderse la violencia urbana a la vecina Bélgica y posiblemente Alemania, el gobierno francés enfrentaba fuertes críticas por su incapacidad para detener la violencia a pesar de la presencia policial masiva y las exhortaciones a mantener la calma.

Como resultado de la violencia la noche del domingo quedaron 1.400 vehículos incendiados y 36 policías heridos en todo el país, en el pico más alto desde que comenzaron los disturbios el 27 de octubre, dijo el jefe de la policía nacional, Michel Gaudin, en conferencia de prensa.

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La víctima fatal fue identificada como Jean-Jacques Le Chenadec, de 61 años, un obrero mecánico jubilado que intentaba apagar el fuego de un cubo de basura el viernes frente a su edificio de apartamentos en el suburbio de Stains. Su atacante lo tomó por sorpresa y lo golpeó hasta dejarlo en coma, dijo la Policía.

Los atacantes tuvieron aparentemente imitadores por primera vez fuera de Francia, ya que cinco autos fueron incendiados frente a la estación ferroviaria principal de Bruselas, informó la policía belga.

Los motines comenzaron como un estallido de furia en los barrios de viviendas pobres de las afueras de París y se extendieron a todo el país. Sus protagonistas son jóvenes marginales, en su mayoría musulmanes o africanos.

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Se informó de ataques la noche del domingo al lunes en 274 poblaciones y la policía detuvo a 395 personas, dijo Gaudin.

Esta extensión, con una suerte de onda expansiva que se extiende a través del país, aparece en el número de pueblos afectados, dijo Gaudin, y observó que la violencia parecía alejarse de su punto de inicio en los suburbios parisinos al tiempo que se agravaba en otras partes.

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Por primera vez hubo policías heridos de bala y señales de que los revoltosos buscaban deliberadamente el choque con la policía, dijeron fuentes oficiales.

La violencia comenzó el 27 de octubre en el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois tras la muerte de dos adolescentes, un marroquí y un tunecino. Los jóvenes murieron electrocutados en una usina donde se habían refugiado de la policía, pensando que los perseguían.

Unos 4.700 autos han sido incendiados en Francia desde que comenzaron los disturbios, y 1.200 sospechosos fueron detenidos, al menos temporalmente, dijo Gaudin.

La violencia creciente obliga a Francia a confrontar la furia contenida de los suburbios, donde miles de africanos y sus hijos nacidos en Francia viven al margen de la sociedad, luchando con el desempleo, la discriminación racial y la desesperanza. Todo eso es terreno fértil para la delincuencia, pero también para los extremistas musulmanes que ofrecen a los jóvenes una salida a su frustración.

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Francia, con 5 millones de musulmanes, tiene la mayor población islámica de Europa occidental.