Tras doce días de la liberación del médico ecuatoriano Galo Andrade, quien fue acusado de mala práctica por la muerte de su paciente chilena, Jéssica Osorio, el pasado 23 de octubre;  este busca defenderse de otras dos acusaciones también por fallas en su labor como cirujano plástico.

Andrade afronta actualmente dos cargos por daños causados a Katherine Betanzo y Verónica González, quienes sufrieron heridas tras la eliminación de un tatuaje y una extirpación de mamas por mal procedimiento, respectivamente, además de la acusación de cuasi delito (involuntario) de lesiones graves por la muerte de Osorio, de 38 años y madre de dos hijos, quien murió tras permanecer nueve días en coma por exceso de anestesia durante una reducción de abdomen.