El hijo pródigo regresó a Venezuela. Acompañado por el trofeo de campeón de la Serie Mundial que ganó como mánager de los Medias Blancas de Chicago (contra Astros), Oswaldo Ozzie Guillén llegó a su tierra natal la noche del viernes y dedicó el campeonato al pueblo venezolano.

Bajo el sonido ensordecedor de una batería de decenas de tambores y en medio de una lluvia de fuegos artificiales, miles de aficionados al grito de “¡Guillén...Guillén!” le dieron la bienvenida al mánager, quien en una camioneta negra dio la vuelta triunfal en el estadio Universitario de Caracas con el trofeo de la Serie Mundial en alto y una bandera venezolana en  hombros.

“No hay nada más bonito que ser reconocido y querido por tu pueblo. Los reconocimientos  se van, los anillos de Serie Mundial incluso pueden perderse, pero venir a tu país, recibir tantas muestras sinceras de amor, es algo que nunca uno podría olvidar”, dijo.

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“Me siento muy orgulloso de traerle a esta gente este granito de arena y verla con esa felicidad en la cara”, expresó poco antes de realizar el lanzamiento inicial del partido Tiburones-Pastora de la liga de béisbol venezolano.

“Tengo diez dedos y espero llenarlos de anillos (por el anillo que reciben los ganadores de la Serie Mundial)”,  manifestó  Guillén al presentar el trofeo.

“Como se los prometí ahí está el trofeo”, indicó el estratega ante  fervientes fanáticos que estallaron en aplausos.

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Para el manejador, la experiencia de trabajar en Chicago junto a todos sus hijos fue fundamental. “Para mí, mis hijos son lo más importante y el caso mío es que estuve con ellos toda la temporada y cuando ganamos lo primero que hice fue abrazarlos a todos”.

Por la tarde, Guillén fue recibido por el embajador de Estados Unidos en Venezuela, William Brownfield, quien le brindó un homenaje por su labor al frente de los patiblancos, que obtuvieron su primer título después de 88 años.