En 25 años de vida democrática no hay un solo gobernante que nos haya traído felicidad, más bien han traído escándalos, crímenes de Estado, un poder Judicial secuestrado por ciertos partidos, una burocracia dorada, migración, pobreza, etcétera.

Es una utopía hablar de consenso entre el gobierno del doctor Palacio, quien no midió el alcance de su promesa de instalar la Asamblea Constituyente, y la partidocracia del Congreso que jamás querrá perder sus canonjías. El único consenso que debe existir es con el pueblo, que quiere que en la nueva Constitución se establezca lo siguiente: que no pueda ser candidato ningún político que haya ejercido función de elección popular los últimos 25 años; que el Presidente de la República dure cuatro años y sea elegido en una sola vuelta; que el Congreso sea de una sola cámara compuesto por un diputado por cada provincia, más los funcionales por la producción, medios de comunicación y fuerza pública.  Que los diputados tengan título académico y no hayan defendido a narcotraficantes o a defraudadores del fisco, y no sean reelegidos; que el sueldo de los diputados y funcionarios públicos sea anclado al sueldo básico de los trabajadores.

El poder Judicial debe ser nombrado por una comisión de decanos de las facultades de leyes del país a través de concursos; debe crearse un Instituto de Seguridad Social paralelo al actual, administrado por afiliados.

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Ing. Cristóbal Gualancañay
Guayaquil

La comidilla del día es la convocatoria del Presidente de la República a consulta, para saber si el pueblo quiere o no quiere Asamblea Constituyente.

La presente Constitución y leyes son suficientes, y lo que hay que hacer es cumplir lo que está escrito. No creo que con una nueva Constitución se acabe tanta corrupción; esta se terminará empezando a meter preso a tanto político corrupto. Los únicos culpables somos los que tenemos el poder del voto, por elegir a ladrones e inútiles. Ahora quieren ciertos tipos que dicen ser forajidos, sacar tajada, están realizando manifestaciones afuera del Tribunal Supremo Electoral para que en la consulta pongan una pregunta sobre el Tratado de Libre Comercio. ¿Qué tiene que ver el TLC con la nueva Constitución? Si se acepta eso vendrán más organizaciones a pedir que su pregunta también se la ponga en la consulta.

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Dios quiera si el pueblo dice “sí” a la Constituyente, que los que la conformen tengan conocimiento de leyes. No nos equivoquemos más.

Francisco Alcívar Villegas
Guayaquil