Bochornoso fue que se agrediera a los defensores de los toros que se encontraban afuera del coliseo, y que extranjeros les hayan escupido.

Por eso al ecuatoriano cualquier extranjero lo veja, porque solo nos vamos en bla-bla-bla, pero nunca hacemos de verdad respetar nuestros derechos ni llevamos a cabo una demanda hasta el final para sancionar a los que nos injurian y atropellan. También fue aberrante que ciertos compatriotas insultaran a sus propios hermanos que se oponían a que torturen toros en Guayaquil.

Luisa I. de López
Guayaquil

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Estoy en contra de la violencia que se generó por esa feria, a la que concurrí el sábado pasado por una invitación y para sacar mis propias conclusiones.

No me gustó, no disfruté del espectáculo ni de sus malos olores (heces de los caballos y sangre que emanaba el toro). Observé que gran parte del público estaba como yo en silencio, a diferencia de una minúscula minoría que aplaudía y se regocijaba; niños llorando cuyos padres les cubrían los ojos; y a un adulto afuera del coliseo, llorando por lo que había presenciado.

El organizador del evento dijo que sí hubo acogida del público; fue generoso con el porcentaje porque mi apreciación de la cantidad fue otra, sin importarle los insultos, atropellos, daños a la propiedad privada, la actitud aborrecible de un torero hacia una dama, los detenidos, las demandas legales. El organizador piensa repetir esa “feria” en el 2006 en una actitud caprichosa, necia y hasta demencial, sin interesarle lo que generó. Le pido que recapacite y no provoque más a los manifestantes. Que tenga en cuenta que esas manifestaciones fueron improvisadas en menos de tres semanas; el próximo año serían masivas. Dios no quiera pueden hasta provocar heridos o muertos. Le aconsejo a ese matador que vaya a “lucir su arte” donde sí lo aprecien.

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Lcdo. Bolívar Calle Ángel
Guayaquil

La corrida de toros ocasionó una vergonzosa barbarie. No hablo de lo que ocurrió al interior del improvisado coso; me refiero a lo acontecido en las afueras del coliseo.

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Los guayaquileños fuimos testigos de un bochornoso espectáculo protagonizado por aquellos que se autoproclaman defensores de los animales; grupúsculo que se apostó a la entrada y en las boleterías de la plaza, con el único objetivo de amedrentar e insultar a todas las personas que asistían pacíficamente, y agredió a los espectadores. Hablo por muchos guayaquileños que opinarán de igual forma. Pésimo espectáculo se ha dado al Ecuador, al turismo y a la niñez, al haber pretendido imponer por la fuerza lo que no pueden argumentar con la razón de la verdad.

Carlos Miguel González
Guayaquil

Pena me dio leer en internet que mi Guayaquil se convirtió el fin de semana pasado, en un lugar donde se enalteció la tortura y muerte de un ser vivo para algarabía y morbo de determinado público.

Espero que para el futuro esa clase de espectáculos se mantengan lejos de mi ciudad.  Me enorgullece promover desde otros lados lo que Guayaquil tiene (lugares lindos por su transformación), pero me da vergüenza que se convierta en un sitio donde se cometan esas masacres, o ¿es que nos gustaría que les ofrecieran a otros una de nuestras orejas?

Econ. Katya Tene S.
Nueva York, EE.UU.

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