Como el Ecuador vive una situación híbrida por coexistir en su vida institucional, lo constitucional con su contrario, cabe la reestructuración del aparato del Estado, a fin de que se normalice su funcionamiento de acuerdo con los preceptos de una nueva Carta Política.

Esta labor la debe hacer una Asamblea Nacional Constituyente. En sentido gramatical y jurídico son constituyentes las cortes, asambleas, etcétera, convocados para elaborar o reformar la Constitución. Estos organismos responden en nuestra patria a necesidades históricas específicas, y deben aparecer cuando se han agotado las posibilidades políticas y jurídicas de resolver los problemas graves del país.

De ahí que es inestable atender los requerimientos de la opinión pública, en el sentido de que el Primer Magistrado convoque a una Asamblea Constituyente, la cual no necesita de normatividad previa a su convocatoria, ya que aparte de ser una forma tradicional de nuestro convivir democrático, en época de crisis, deviene en una forma superlativa de representación popular de gran trascendencia, que surge como un imperativo categórico de la misma realidad, con el objeto de afrontar y resolver los problemas suscitados.

Ab. Orly O. Olaya Seminario
Guayaquil

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La decisión de convocar a una Asamblea Constituyente sin importar quién lo haga es la más acertada, siempre que los fines y procedimientos de los que hagan uso sus participantes directos sean de efervescencia patriótica y cívica; oportunidad que permitirá realizar cambios en la Constitución, actualmente con leyes caducas manipuladas por quienes se deben a obsoletas agrupaciones políticas de siempre
.
Es el momento histórico de dejar atrás tanta retórica que confunde. La decisión está tomada, y la soberanía representada por la mayoría dará los cambios que evitarán que politiqueros se perennicen en el Congreso asegurando una vida de reyes.

Es la oportunidad de contar con una ley que permita terminar con la mediocridad, exigir que cada candidato que participe para ser elegido por votación popular, presente mínimo un proyecto sustentable y sostenible que serían sometidos a un análisis exhaustivo por delegados de instituciones serias desvinculadas de toda tienda política como: politécnicas, universidades, sectores productivos y sociales independientes.

Crear leyes en la que se termine con el subsidio de campañas políticas y que sean los partidos, como auspiciantes de cada candidato, los que cubran gastos por esa causa.

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En la Asamblea Constituyente se deberán cimentar leyes que beneficien a la salud y la educación.

Arq. Juan Morán Bohórquez
Guayaquil