Es difícil insertar iniciativas de proyectos urbanos sin tener quién escuche, incluso, entender temas complejos, si no se poseen ideas claras y con sentido común que formen un criterio, pues no vasta un título académico.

La lectura superficial de lo formal, diferencia mucho de una lectura de entendimiento, analítica y profunda en que funcionalmente los elementos enriquezcan notablemente la información. Bajo la rúbrica de “regeneración” o “concesión” la obra pública municipal y provincial se realiza con aciertos y por supuesto con errores. La obra ornamental, la de un programa de trabajo mediato, consume grandes sumas de dinero público y está muy lejos de las contenidas en un plan de largo plazo como la educación, la infraestructura de agua potable, aguas lluvias y negras que descarguen en el 95% tratadas al río y estero.

Los municipios, consejos provinciales, organismos públicos constitucionales existen para hacer obra con dinero público. Las fundaciones, concesionarias, etcétera, están de más; necesitamos gente bien intencionada y honesta manejando un plan de proyectos simultáneos, planificados a 100 años.

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Arq. Rafael Sampedro Coba
GuayaquiI

La congestión se producirá no solo por el carril de la Metrovía, sino también por la obstrucción de las intersecciones de este a oeste, como sucede en las calles Argentina, Brasil, etcétera, y por el estrangulamiento de arterias grandes como la vía a Daule y la avenida Carlos Julio Arosemena.

Por supuesto que serán utilizadas por los sectores populares, si ya no habrá buses públicos; lo ideal sería que la Metrovía sea usada por todos los sectores para que dejen de llevar los vehículos particulares al centro, donde la congestión y la falta de espacio de estacionamiento va en crecimiento. La tarifa debería ser congelada, sería un éxito, pero es el desafío sostenerlo rentable para los inversionistas privados, acompañando para eso con programas publicitarios que garanticen el uso y la permanente seguridad del sistema.

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Los impactos se planifican y mitigan. El habitante es paciente, tiene esperanza porque la acción municipal ha sido en general exitosa, pero los negocios no esperan, fracasan, y si no son propietarios, liquidan por falta de garantías. La regeneración urbana no garantiza que la calidad de vida de los moradores y la plusvalía de su bien raíz sean favorecidos. No busco polémica, simplemente manifestar el sentir del habitante urbano. En el Colegio de Arquitectos de Guayaquil se tratan con mucho interés los asuntos urbanos, que son en definitiva nuestra competencia, como humanistas que somos, además de técnicos en arquitectura.

Arq. Octavio Villacreses Peña
Guayaquil