De los 164 candidatos, solo 2 no se presentaron a rendir el test que definiría su perfil psicológico. Los aspirantes llegaron hasta en camilla a la Flacso.

Los nervios y la incertidumbre marcaron la jornada de ayer en la Flacso, donde los 162 candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) respondieron a dos pruebas, que determinarán si tienen o no el perfil psicológico de un administrador de justicia.

Los exámenes arrancaron a las 09h30, pero los candidatos fueron citados una hora antes. ¿El objetivo? Revisar la cédula de identidad de los aspirantes para verificar su asistencia, impedir la infiltración de pruebas y dividir en tres grupos a los participantes para facilitar el trabajo.

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Los vocales del Comité, Carlos Estarellas (presidente), Bolívar Torres, Rosendo López y Ketty Romoleroux, fueron los encargados de supervisar el inicio de los exámenes.

Ellos llegaron entre las 08h30 y las 09h00 a las aulas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y calificaron de exitoso el proceso, pues en esta fase de evaluación se dio una comparecencia masiva de candidatos, ya que de los 164 solo 2 no asistieron. 

Además, el Comité destacó la apertura de los candidatos para acudir a un novedoso y sui géneris proceso que por primera vez se aplica para la integración del más alto tribunal de justicia.

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El interés por participar en la elección motivó a que incluso ciertos candidatos afectados en su salud por cirugías de último momento acudieran a la convocatoria. Ese fue el caso de Luis Abarca Galeas, quien llegó en ambulancia y dio los exámenes en una camilla de hospital, ante la negativa de las auditoras para trasladarse ellos a la casa de salud.

Abarca ingresó a la Flacso a las 08h15. Nicolás Romero, en cambio, llegó en una silla de ruedas, pues en días anteriores fue intervenido de una afección a la próstata.

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“Me sentí como un universitario o un escolar al volver a las aulas”, exclamó, en tanto, el presidente subrogante de la Corte Superior de Quito, Jaime Chávez Yerovi, luego de rendir el examen.

Chávez sostuvo que la prueba no fue difícil, incluso –dijo– parecía que no estaba dirigida a la judicatura. Algunas preguntas para establecer el perfil psicológico de los nuevos jueces causaron hilaridad entre muchos candidatos, pues ciertas interrogantes decían: ¿el hombre tiene mayores necesidades sexuales que la mujer?, ¿las mujeres son mejores para la crianza de los hijos debido a su instinto maternal?, ¿las mujeres son más honradas que los hombres?

La candidata Ana Abril señaló que había que responder honestamente para que se pueda definir a ciencia cierta la personalidad de quien aspira a ser electo juez.

Tras rendir la prueba, la preocupación inicial de los candidatos desapareció, pues solo les tomó de 15 a 20  minutos responder el cuestionario de 38 preguntas preparado por la auditora Inextec; mientras, el elaborado por Desorh, que tenía 480, duró entre 45 y 60 minutos.

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Pese a las seguridades adoptadas, la veedora de la Red de la Justicia, Leonor Fernández, afirmó que en el aula dos se encontró un cuestionario rayado, cuyo documento fue anulado en presencia del resto de veedores y la prensa, sin mayores consecuencias.

Entre los candidatos se observaron caras conocidas, como las de cinco ex magistrados de la Corte de 1997 (Teodoro Coello, José Vicente Troya, Nicolás Castro, José Julio Benítez y Jaime Velasco).

Al término de las pruebas, el Comité dispuso al secretario, Wilfrido Enríquez, que los exámenes antes de entregarlos para su procesamiento a las auditoras fueran contados, sellados y certificados por su firma, para evitar supuestas adulteraciones.