Los habitantes de esta localidad ya no quieren vivir solo de los ingresos que les deja la pesca, por ello se están preparando para empezar en el 2006 una gran actividad turística en la que los colonos serán los más beneficiados.

Hace 15 días se dictó un taller sobre ecoturismo, y se impartirán durante un año otras charlas acerca del turismo.

A estas se ha invitado a los dueños de hoteles, tiendas, restaurantes, y los demás pobladores, porque todos tienen que prepararse para atender a los visitantes, indicó Niky Connoly, directora de turismo del Municipio de Isabela.

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También se están adecuando hoteles y mejoran los comercios. Por ahora se lo hace con fondos de sus propietarios, pero a partir de enero próximo los interesados podrán acceder a los créditos de la Cámara de Comercio de Quito, con la que el Cabildo ha abierto una línea de préstamos de 35.000 dólares, anunció el alcalde, Pablo Gordillo.

En tanto Connoly dijo que el ayuntamiento planea dirigir una agencia de turismo.

El alcalde de Isabela indicó que a más tardar dentro de dos semanas se empezará a construir la terminal del aeropuerto Villamil, situado a cinco minutos de la capital de la isla y que la obra estará el 16 de marzo del 2006, día de la cantonización de Isabela y costará 443 mil dólares.

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Una vez lista la terminal que tendrá sala de embarque, jardines, cuatro locales comerciales, restaurante, oficinas de Tame y puesto de control del Parque Nacional Galápagos, se recibirán nueve vuelos semanales de Tame provenientes de Quito y Guayaquil, que no harán escala en las otras dos islas: Baltra y San Cristóbal, sino que llegarán directo a Isabela, señaló Gordillo.

“Hay una ordenanza municipal que obliga a quienes quieran invertir aquí a asociarse con los colonos, y que el 80% de acciones sea del residente, sin opción a que el foráneo obtenga residencia permanente en la isla. Esto incluye a los que viven en las otras islas. Queremos protegernos de una competencia desleal, porque sino tendremos esto lleno de hoteles cinco estrellas”, dijo Gordillo.

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Cecilia Altamirano, dueña de una tienda de víveres, señaló que hay mucha expectativa en los pobladores.