El presidente iraní, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, reiteró ayer que su país no piensa ceder y proseguirá con su polémica actividad nuclear en la central de Isfahan, en el centro del país.

Lejos de aplacar la crisis que desató esta semana con su decisión de recuperar y suscribir la frase del ayatolá Ruhollah Jomeini sobre la necesidad de “borrar a Israel del mapa”, el mandatario abrió ayer el otro frente de conflicto que Irán mantiene con la comunidad internacional.

“Irán proseguirá las actividades (nucleares) en las instalaciones de Isfahan. No se admiten dudas. Los occidentales no podrán arrebatar al pueblo iraní lo que ha conseguido con su esfuerzos”, dijo Ahmadineyad ante un grupo de Basij, milicia paramilitar integrada por estudiantes radicales.

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Mientras, el gobierno israelí criticó duramente el próximo viaje a Teherán del secretario general de la ONU, Kofi Annan, y trata de convencerle de que lo cancele para no legitimar las polémicas declaraciones que hizo el presidente Ahmadineyad contra Israel.

“Este viaje transmite el mensaje de que todo está bien y quizás hasta legitime a una nación que demanda la destrucción de otra”, declaró el embajador de Israel ante la ONU, Dani Guillerman.

Las declaraciones del presidente iraní, corren el riesgo de aumentar el aislamiento internacional de Irán, además de  provocar sanciones contra sus actividades nucleares y movimientos de protesta internos.

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La Unión Europea descarta de momento una acción militar o la imposición de sanciones a Irán por su hostilidad hacia Israel, afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.