Por dos años consecutivos los seguidores del béisbol de Grandes Ligas han sido testigos del final de dos supuestas “maldiciones” que pesaban sobre dos de los equipos de más tradición en EE.UU.

Medias Blancas campeones, la última maldición rota. El pasado miércoles, los Medias Blancas de Chicago –dirigidos por el venezolano Oswaldo Guillén– se llevaron el campeonato estadounidense luego de 88 años con una sequía de trofeos en su vitrina.

La última vez que esto había sucedido fue en 1917, cuando el equipo que compitió en la final fue acusado de haber arreglado los juegos para favorecer a los apostadores.

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El caso fue un escándalo en la época y los jugadores fueron expulsados del deporte y se les llamó desde entonces “los Medias Negras”. De ahí la creencia que este hecho había impedido al equipo del sur de Chicago volver a saborear la gloria.

Caso similar es el de los Medias Rojas de Boston, campeones en el 2004 luego de 84 años, quienes en ese entonces pasaron de ser el mejor equipo de la liga a archivar una racha de derrotas tristemente célebre.

Según algunos, todo empezó luego de haber vendido a (su principal rival) los Yankees de Nueva York a su lanzador estrella, Babe Ruth, que para colmo de males se transformó en uno de los mejores bateadores de la historia de la disciplina.

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¿El resultado? Había nacido la maldición de “el bambino”, quien nunca habría perdonado a los Medias Rojas que lo hubiesen vendido.

Pero en Chicago no hay un solo equipo, son dos los que se disputan a la fanaticada de esta ciudad estadounidense.

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Según los puristas los Cachorros de Chicago son los que tienen más tradición y, por supuesto, no puede faltar: también tienen su maldición.

La de este conjunto es ahora la única y más antigua del béisbol estadounidense, pues desde 1908 hay sequía de trofeos para este equipo.

Todo se originó, además, por una cabra. Hasta 1945 a los Cachorros no les había ido tan mal, incluso estuvieron cerca de la gloria en varias ocasiones. Sin embargo, en ese fatídico año el dueño de un bar, William Sianis acudió a un partido de la Serie Mundial –como solía hacer– acompañado de su cabra mascota.

Aparentemente, el animal despedía semejantes olores que las quejas del público terminaron por provocar que Sianis fuese expulsado del estadio.

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Pero el agraviado tuvo la palabra final: “nunca más ganarán una Serie Mundial”, habría dicho y no les pudo haber ido peor a los Cachorros desde entonces.

Cuestión de suerte, dirán algunos.

CREENCIAS

COMO CHUCK NORRIS
Las llamadas “maldiciones” que persiguen a algunos equipos son la punta de un iceberg de miles de supersticiones que rodean a quienes juegan y disfrutan de ver el béisbol.
En la última final de campeonato se pudo ver a la mayoría de los jugadores de los Astros de Houston con barbas al estilo Chuck Norris: nadie se la quería afeitar para no traer mala suerte.

NO SE PUSO CAMISETA
En la pasada Serie Mundial, el entrenador venezolano de los Medias Blancas, Oswaldo Guillén, recibió una camiseta de la selección de fútbol de su país, directamente de parte del entrenador de la vinotinto, Richard Páez. Guillén declinó ponérsela, puesto que siempre se colocaba debajo del uniforme una camiseta del equipo de fútbol estadounidense Chicago Fire y cambiársela podría causarle un revés a su fortuna.